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Post by MK on Oct 4, 2014 20:41:35 GMT
Isla Blanca
Dice una leyenda pirata de una isla que no aparece en los mapas y a la que es casi imposible de llegar, en donde hay una cueva que contiene ilimitadas riquezas, y una gema que concede cualquier capricho. Pero para llegar a ella hay que atravesar el Mar Oscuro, un amplio mar plagado de peligros, tanto en agua como en tierra, las pocas islas que aparecen entre la niebla densa y oscura. Poca gente se aventura a atravesar estas aguas, y los que lo hacen terminan en el fondo del mar. El Mar Oscuro está siempre embravecido y cubierto por una oscura capa de niebla, más densa en ciertos lugares que en otros. Los que se adentran en esa niebla se vuelven locos por la desesperación causada al no poder volver a ver el sol brillando sobre sus cabezas. Pero un grupo de piratas, nuestros personajes, decidirán enfrentar todos estos peligros, leyendas o no, decididos a ser los primeros en llegar a la Isla Blanca.
¿Sobrevivirán nuestros héroes a los peligros mortales del Mar Oscuro, y lograrán llegar a la Isla Blanca? Sólo el destino, y nuestra imaginación, lo sabrán. Reglas> El rol ocurre en un mundo poblado de varias criaturas fantásticas, por lo que hay varias especies para elegir.> Rol narrado, tercera persona, tiempo pasado, seamos consistentes en este sentido.> Comentarios fuera del rol deben ser especificados con algún tipo de OOC. (( )), { }, [ ], etc.> Evitemos que todos los personajes sean pendejos o que todos sean unos viejos decrépitos. La variedad está buena.> Hablando de variedad, intentemos mantener un equilibrio entre los géneros. Es un mundo fantástico, a la mierda con la idea de que sólo los hombres pueden echarse a la mar.> Cada jugador tiene permitido una cantidad ilimitada de personajes, siempre y cuando sea capaz de manejarlos a todos.> Esto no debería ser necesario, pero no va a ir sin ser mencionado: nada de godmodding o powerplaying.> No es necesario que haya únicamente un barco, pero pedirme permiso antes de introducir un nuevo capitán. > Las mascotas / familiares / animales de compañía / lo que sea están permitidos, pero tampoco vamos a convertir los barcos en zoológicos.> Evitemos tanto los posts a lo telegrama como los posts a lo biblia. Nadie quiere leer respuestas compuestas por diez-quince palabras, y nadie quiere pasarse una hora leyendo una respuesta.
Especies> Humanos. Esto debería explicarse por si mismo, pero si no están seguros sobre qué es un humano pueden buscarlo en google.
> Hechiceros. Una especie cercana a los humanos, pero con rasgos en general élficos y con la habilidad de controlar un elemento. De longevidad más larga que la de los humanos, muchos llegan a vivir por encima de los dos siglos.
> Cambiaformas. Demonios que, en su apariencia real, son de baja estatura y rasgos angulosos, piel oscura, orejas y ojos grandes, dientes afilados y poseen una cola larga y fina como un látigo. Tienen la habilidad de cambiar la forma de su cuerpo a voluntad, pero mantienen rasgos generales. Por ejemplo, pueden tomar forma humana, pero no la de cualquier humano. No suelen vivir más de 50 años.
> Sirenas. Las mujeres del mar. Criaturas peligrosas, habitantes del océano, parecidas a una mujer humana de la cintura para arriba, poseen una larga y elegante cola de pez en lugar de piernas. Algunas de ellas acompañan a las naves piratas desde el agua. Ha habido casos en los que han llegado a vivir doscientos años, pero la gran mayoría no pasa del siglo y medio.
> Gárgolas. Estatuas vivientes, monstruos alados de piedra. La gran mayoría no es capaz de nadar, pero poseen la libertad del vuelo. Tienen vidas muy largas, llegando a superar el medio milenio. TripulacionesLibertad del Ahorcado (4/30) Kamen Pierre (Capitán) Aleister Ryan Roz (Polizonte) Melody Carver (Oficial de Intendencia) Blum Dokinazumi (?)
Weatherlight (4/4) Joan (Capitán / Timonel) Elissa Stea (ABS) Lazarus (Vigía) Kairavi Meera (ABS)
El Diomedea (2/?) Ewan "The Hawk" Beckett (Capitán) Duna (Navegante) Anil Arlyn (?)
Neblina (2/?) Michelle "Silver" Fang (Capitana) Henry Fernus (ABS)
Sin barco: KenNivati Vick NimbaiKato NaitsFicha
[INSCRIPCIONES]Nombre: nombre completo. Edad: tener en consideración la longevidad de cada especie. Género: (las sirenas son todas AFAB) Especie: elegir una de la lista de arriba. Barco: barco de cuya tripulación es / planea ser parte. Posición: lugar que ocupa en el barco al que corresponde. Arma(s): no exageremos. Combate: estilo de pelea, especialidad, fuerzas, debilidades, etc. Apariencia: descripción breve. Personalidad: descripción breve. Historia: resumen del pasado del personaje y sus razones para partir hacia la isla. Otros: datos extra, imágenes
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Post by MK on Feb 16, 2015 6:54:39 GMT
Día 1: Puerto del Fin del Mundo
El clima era prometedor. Un cielo carente de nubes, comenzando a aclararse por el Este, y una ligera briza marina recorriendo el puerto para saludar a los marineros madrugadores. El Capitán Pierre acababa de despedirse de sus ahora ex-tripulantes, habiéndoles dejado una decente cantidad de dinero a cada uno como agradecimiento por el tiempo dedicado al barco. A su espalda, los pocos que todavía eran parte de la tripulación se encontraban trabajando en la fragata, asegurándose de que esté impecable y lista para zarpar en cualquier momento. Pero eso tendría que esperar una cantidad indefinida de tiempo, pues en ese momento en particular era necesario reclutar nuevos miembros para la tripulación, que ahora se encontraba reducida a aproximadamente un tercio de lo que solía ser.
Dejando el barco detrás de sí, Kamen se dirigió hacia el bar más cercano al puerto, un tal Estrella Negra donde era bien conocido. El Puerto del Fin del Mundo era ignorado por las autoridades debido a su inconveniente y peligrosa ubicación geográfica, siendo la porción de tierra más cercana a lo que era comunmente conocido como el Mar Oscuro, convirtiéndolo en un apropiado refugio para los marginados. Era un lugar seguro para todo tipo de personas, sin importar la especie o el lugar de procedencia, donde los riesgos de ser sentenciado a la horca eran prácticamente nulos. No era extraño, entonces, que el nombre del capitán del Libertad del Ahorcado fuese reconocido en cualquier lugar donde se presentase.
La mañana anterior el Capitán Pierre y sus tripulantes habían corrido la voz por la pequeña ciudad sobre la necesidad de nuevos miembros para zarpar en busca de la Isla Blanca, invitándoles a presentarse en la Estrella Negra a la mañana siguiente para postularse. Y allí se encontraba ahora Kamen, sentado en su mesa usual, esperando a los temerarios marineros que se animaran a participar de ésta aventura suicida.
Esquivando perros callejeros famélicos, volteando tachos de basura y cajones con frutas, un pescado comido a medias en la boca, un gato de pelaje beige se hacia paso hacia la plaza central de la ciudad. Una vez allí, y asegurándose de que los perros hayan quedado atrás, se detuvo a comer el resto del pescado antes de levantarse en forma humana y dirijirse hacia la biblioteca. Era temprano y, dejando de lado al hechicero sentado en el escritorio de recepción bebiendo un café, se encontraba vacía. Mejor.
Por unos minutos Nivati se dedicó a recorrer las estanterías, sin estar segura si debía buscar leyendas o mapas, navegando los dos por las dudas. Eligió varios de los tomos que hacían referencia al Mar Oscuro y la Isla Blanca, esperando poder encontrar allí información que resultase útil para poder navegar las aguas desconocidas. Un mar casi completamente inexplorado, o únicamente explorado por navegantes que nunca lograron regresar, resultaba un desafío excitante para ella. Con un numero decente de libros en sus manos se acercó a una de las mesas y comenzó a estudiar los libros, preparada para hacer anotaciones sobre los puntos relevantes.
Sentado sobre una de las rocas sobre el mar, al borde de la playa, un muchacho contaba caracolas y piedras bonitas que había recogido en la orilla del mar, mientras las apilaba ordenadamente a su lado. Doce pequeños tesoros en total. No cualquier caracola, piedra, trozo de coral, etc. puede ser considerado un tesoro del mar; tienen una escencia mágica particular. No son fáciles de encontrar, incluso para hechiceros marinos, pero a Ken se le daba bien la tarea. Estaba acostumbrado a pasarse horas buscándolos, tanto en las playas como en el fondo del mar, y había aprendido a reconocerlos con facilidad, hasta el punto en que se le hacía natural.
Al terminar la tarea, guardó todas las piezas en la bolsa atada a su cintura, donde se encontraban todas sus posesiones de valor. O, para decirlo más simplemente, todas sus posesiones. Exceptuando su ropa y la espada que ahora descansaba apoyada en la roca detrás de él. Alzó la vista hacia el pequeño bote de remos meciéndose sobre el mar a pocos metros de donde estaba sentado, antes de estudiar las siluetas de los barcos en el puerto. El sol recién asomado justo detrás de ellos creaba un contraste interesante. Quizás sería una buena idea acercarse y estudiar los barcos de cerca, para hacerse una lista mental de quienes se encontraban en la ciudad ese día.
Agarró la espada y se la ató a la cintura antes de empezar la caminata hacia las embarcaciones. Bakunawa no aparecería por un par de horas más, y el aburrimiento lo estaba aplastando. Quizás tuviese la suerte de encontrar cierta embarcación que conocía muy bien de proa a popa.
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Post by niroka on Feb 17, 2015 2:22:07 GMT
El aire de la mañana tenía a Ewan de buen humor. Había pasado cada día desde que su barco había tocado puerto hablando con los habitantes, con los mercaderes, con cualquiera que pudiera encontrar, poniendo una buena sonrisa y consiguiendo respuestas casi de inmediato. Al parecer no era el único en querer zarpar a los –posiblemente mortales- confines del mundo, y más de una vez se preguntó si existiría tal cantidad de suicidas como para llenar cada barco.
Aún así, llamó a correr la voz: Quien quisiera seguirlo y obtener una parte de la enorme fama y fortuna que la isla traería (o la aventura también, siempre había tontos que hacían cosas así solo por la aventura) podría encontrarlo en el día de la fecha en el bar, estaría esperando cerca de la barra (“Invitando bebidas incluso hasta agotar stock” Aunque era por más parte una mentira de marketing.) y solo deberían hablar con el Capitán Ewan Becket. Con algo de suerte, pronto serían parte de su tripulación.
Y así, el día había llegado. Entró al bar con optimismo: era temprano y no había casi nadie dentro –solo una vieja gárgola con caras de pocos amigos por ahí al fondo y un par más de personas por ahí- por lo cual no fue difícil encontrar una mesa cerca de la barra. Tumbándose en ella, dejó su sombrero en la mesa, y consideró subir los pies a la misma. Sería un largo día, y si los dioses se lo concedían Ewan saldría de allí con cupo completo.
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bachi
ultra nerd
Yaaawn~
Posts: 165
True Gender: Alien.
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Post by bachi on Feb 19, 2015 0:21:13 GMT
Lo había seguido lenta y sinuosamente con la mirada desde uno de los callejones donde la basura era arrojada y donde los grandes cajones de madera con mercancía se repartían entre los acaudalados mercantes que hacían dinero a escondidas de la ley. Su par de ojos amarillos se entrecerraron y sonrieron en la oscuridad al reconocerlo, haciéndole brincar en las mejillas a esos dos hoyuelos característicos. Nimbai saltó de uno de los barriles abandonados, quitándose con esmerado trabajo el resto amarronado de varias hojas de algas que le pendían entre los cabellos, dejando tras de sí un curioso rastro de mar. Se movió por el borde de los muelles desde donde le llegaban las voces de los hombres despertando las velas de los barcos en el puerto, esquivando la poca gente con la que se topaba a esa hora temprana del día con la liquidez de las olas. De vez en cuando le lanzaba una que otra mirada al mar que golpeaba debajo de los tablones con mansa paciencia, pero rápidamente quitaba de su mente aquellos pensamientos y se adelantó hasta la Estrella Negra justo después de otro sujeto que se le había cruzado, y sostuvo la puerta para que no le estampara en la nariz. Algo divertida con esa muestra despreocupada (o somnolienta, quizás si culpaban a la hora), Nimbai entró a la taberna tal y como había llegado al mundo: Desnuda, aunque con un par de piernas. Si bien la Estrella Negra hacía gala de su nombre por la reticente cantidad de luz que entraba a la sala entre los cristales sucios de las ventanas, Nimbai pasó desapercibida como si no existiera. Solo fue vista por el cantinero cuando pidió un pequeño vaso con leche, cuando movió los labios y su hermosa voz se coló por entre los oídos del incauto y (tras un par de vistazos a los redondos pechos de la sirena) accedió a regalarle la bebida sin pensárselo dos veces. Para cuando se sentó en la mesa del capitán, Nimbai ya tenía un nuevo juego de pantalones y una pequeña camisa blanca sobre la piel. La mujer se cruzó de brazos, cerró los párpados y bebió un largo trago antes de clavar su par de ojos en los del hombre. —Buenos días capitán Pierre —saludó con picardía infantil, apoyando la cabeza en su par de manos una vez hizo a un lado el vaso vacío y balanceando los pies en el aire—. Vengo a llenar un par solicitudes... "divertidas".
Una rata estornudó al pasar por encima de un charco por entre las piernas de un hombre de poca salud que no dejaba de toser. —Salud —replicó el anciano quejoso antes de caerse de culo en ese mismo charco y maldecir a todos los cambiaformas cuando la rata anaranjada le respondió con un alegre "gracias". Kato no sabía si era por acuerdo común o qué, que justamente dos de las más importantes "celebridades" del mundo habían decidido ir justamente a reclutar tripulación al mismo bar. Bueno, quizás no eran así como celebridades hechas y derechas, pero ciertamente del bajo mundo de donde venían, sus nombres resonaban y causaban diversas emociones entre los oyentes. O quizás no había escuchado bien los rumores, prosiguió con sus propios pensamientos, o en realidad él llevaba días dándole vueltas a la idea antes de decidirse emprender esa locura, siguiendo a uno u otro marinero, escuchando por lo bajo entre cada ronda de dados... Cuando descubrió que le había perdido el rastro a la pista más segura que había tenido en días sobre el lugar en el que se iban a reunir dichos personajes. Por eso correteaba ahora como rata, maldiciéndose por lo bajo a sí y a su podrida memoria antes de decidirse en parar a descansar. —La Tuerta Negra —murmuraba entre dientes, volviendo a su forma "humana"—. No, no. Sol... Era algo con Sool. ¿Pero y el "negro"...? —Dejó de hablar cuando le pareció que le habían tapado el sol (hablando de redundancias) y volvió la vista al cielo. Frunció el ceño al comprender que no era exactamente una nube, sino más bien un banco de niebla que venía desde el mar, y bufó por lo bajo, caminando distraído al retomar sus cavilaciones.
—No pienso pasar más de tres días en ese puerto. Y te lo repito: No van a llegar a tres. El interlocutor se encogió de hombros con un suspiro. —Como digas. Pero no sé si vamos a poder recuperarnos en tan poco tiempo... Está el tema del mástil mayor, la falta de suministros de agua, pocas balas de cañón —Enumeraba y el condenado hijo de su mala madre siguió enumerando y balbuceando hasta que la mujer salió del camarote y dejó la puerta abierta, sin dar explicaciones. Fernus sonrió cuando la encontró junto al timón, mirando más allá la sombra negra de la silueta que era el puerto del Fin del Mundo, lo único que la niebla que los rodeaba dejaba ver. Silver permanecía en apariencia imperturbable, de brazos cruzados, pero en el fondo Henry sabía que había tocado la fibra fina del tema: Por más que la capitana quisiera zarpar con rapidez, "tocar y salir" como decían entre la tripulación a esa vieja costumbre del "capitán-hormonal", era inevitable un par de enfrentamientos de antiguas caras conocidas y otras no tanto. —No más de dos —respondió a la nada preguntada, de repente. Henry esperó que se volviera a mirarlo y ahí le sonrió, burlón—. Hablo en serio. Si tardamos más de la cuenta en realizar las reparaciones que esa puta tormenta nos ocasionó, nos podemos dar por mancos y tuertos. —¿Y quién nos corre? —se mofó Fernus, apoyándose en la barandilla, sin borrar esa molesta expresión suya. Silver no respondió, se limitó a juntar las puntas de los dedos y frotarlas entre sí. Lo único que obtuvo por respuesta fue el segundo bufido ligero del hombre ese día. —Bah, el dinero no es todo. Además una renovación de aires nunca viene mal. Todos aquí arriba, en la panza de tu mujer —El chiste finalmente le robó una sonrisa a la capitana. No era la primera vez que la "acusaban" de haberse casado no con el mar, sino con su pinaza—, estamos de acuerdo en que un par de jóvenes vendrían bien. —Los únicos jóvenes que habrá en ese puerto serán mayores de 40 años, tuertos... —...Y mancos, ya lo sé, pero —Lo pensaré —Lo interrumpió—. Ahora mejor has tú trabajo y déjame hacer el mío. —¿Me estás diciendo que me calle? —preguntó, pero Silver ya había bajado del castillo de popa, dando la orden de encender los farolillos y plegar las velas. Ya estaban casi sobre el puerto.
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Post by seramars on Feb 19, 2015 1:21:41 GMT
Duna se encontraba radiante esa mañana. Después de semanas y semanas de mendigar y rebuscar por sobras en la basura, la fortuna le sonreía: Había encontrado no muy lejos del agua un par de monedas escondidas bajo la sombra de unas piedras. No eran muchas, tal vez un despiste de alguien a quienes se les habían caído, y no reparó en ellas al recoger el resto. Tal vez pudiera comprarle, al menos, un bocadillo.
No es como si no pudiera haber vendido sus cosas; después de todo muchas de ellas eran lo suficientemente valiosas como para comprarle las tres comidas de un día, pero sería imposible lograr que Duna se separara de ellas. Con la convicción de un desayuno mejor que un corazón de manzana, ajustó sus cosas bien a sus hombros, y se adentró en el primer bar que encontró: El Estrella Negra. Se acercó a la barra apretando las monedas con fuerza en su puño, el cual estaba casi blanco ya, muerto de miedo de que no fuera suficiente y lo echaran a patadas como la última vez de aquel restaurant barato.
Suspiró con alivio cuando tomaron su dinero y le trajeron a cambio un panecillo. Recién salido del horno. Duna estaba en el cielo de pronto. El cambiaformas tomó asiento en la barra misma, mordisqueando su pequeño pan lentamente, saboreando el mismo y rogando que fuera suficiente para saciar su hambre mientras miraba alrededor a la gente que comenzaba a copar el lugar.
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Post by Trotacielos on Feb 21, 2015 9:10:36 GMT
Chris se había despertado una mañana mas, de otro día mas, pero lo que hacia especial a este día comprado con el resto era que si lo que decía el viejo decrépito era cierto, hoy iba a ser cuando una gran flota zarparía hacia la tal "Isla Blanca" de la que siempre te hablo. Así que Chris decidió empacar sus dos cuchillos junto a su ropa y la munición de su rifle en una bolsa de cuero y envolver su rifle en una de las sabanas de su cama, las cuales eran blancas, para así poder cargarlo con facilidad y sin necesidad de colgarlo de la parte de atrás de su bandolera, haciendo así que este a la vista de todo el mundo.
Ya con el rifle envuelto en sabanas y su ropa empaquetada, decidido emprender camino al pueblo, que se encontraba a un kilometro de su choza, y rezándole a Poseidon que no fuera otra de esas idioteces del viejo.
Cuando finalmente llego no se encontró con nada que pudiera ser fuera de lo normal, solo un pequeño pueblo humilde con un gran puerto lleno de barcos, así que decidió ir directamente al lugar de reunión, un bar de mal muerte llamado "Estrella Negra" que parecía ser muy popular entre los marineros. Cuando Chris entro en el bar no reconoció a nadie que tuviera mucha pinta de ser capitán, era eso o simplemente era el echo de no conocer a nadie. así que, con su bandana en el cuello y sus pertenencias a su costado, decidió quedarse apoyado en la pared a unos metros de la entrada, masticando hojas de tabaco y observando a todo el mundo presente en el bar.
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