bachi
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Post by bachi on Aug 3, 2015 18:23:40 GMT
GHOSTBUSTED PRÓXIMA APERTURA: 05/01/2016 BUSCAMOS SOCIOS INTERESADOS PARA EL CLUB.Si te interesa lo paranormal, crees en el códice enochiano o crees habersido partícipe de un contacto de 2°, 3° o 4° tipo, te invitamos a que par ticipes de nuestra comunidad. Somos un grupo de investigadores reales, se rios y comprometidos en la causa por dispersar la verdad por todo el mundo.¡Entonces no lo olvides! ¿Aburrido? ¡Únete y ven a disfrutar de nuestros beneficios! No quedes con la cara de Aleister"Una vez me ofrecieron participar de un grupo y dije que no. En vez de eso fundé la O.T.O. y ahora me quedé con las manos vacías" A. Crowley.
ESTAREMOS REALIZANDO AUDICIONES PARA PARTICIPANTES DEL EQUIPO DE INVESTIGACIÓN EN EL ALA OESTE DE LA UNIVERSIDAD USP (EN CUALQUIER AULA DISPONIBLE) A PARTIR DE LAS 15 hs.
Laureen Lee Adams terminó de empapelar varias cuadras de su vecindario con las pancartas previamente impresas en la fotocopiadora de su madre, y miró satisfecha el poste de luz que acababa de decorar. No se veía mal. De hecho en absoluto. Se rascó por debajo del piercing que tenía en la nariz, se acomodó el pañuelo de flores que le había robado a su abuela, y se encaminó silbando para comprarse un helado. Al verla, nadie hubiera dicho nunca que era una de las investigadoras más prestigiosas del campo de la Física de la Universidad de Iowa. Menos si la veían caminando tranquilamente por São Paulo, donde se había mudado con su madre y su abuela, dejando su diploma con honores colgado sobre la heladera de su pequeña nueva cocina, como si se tratase de una de esas pinturas de fruta muerta que les gustaba tener a las señoras.La mujer se acomodó el bolso, se abrió un par de botones de la camisa que llevaba (se acercaba una ola de calor fuerte, habían dicho en la radio. Por suerte para ella, amaba el calor) y tomó el primer colectivo al centro. Cualquiera que la observara a primera vista diría que era una atractiva mujer de 30 años. Pero ella sabía que si le acercaban de más, notarían los pequeños defectos de su nariz, un feo lunar debajo de su oreja izquierda y unas cejas gruesas y negras que no siempre estaban del todo pulcras y alineadas. Lo bueno era que a Antonio eso le importaba poco y nada. Nada en realidad. Ese maldito sujeto no tenía ojos para nadie.Laureen suspiró con una sonrisa de resignación mientras pensaba aquello y se bajó en la primera esquina. Un colosal edificio abría las puertas ante ella, un edificio de magnífico porte, de columnas inmaculadas al estilo grecoromano... Pero ella, por supuesto, no entró allí. Siguió de largo un par de cuadras y se adentró en una de las pequeñas callejuelas alternativas. Allí la aguardaba el Ala Oeste de la Universidad de São Paulo, lo que era decir, en otras palabras, el depósito de conserjes, de libros viejos e ilegibles y material en desuso. Laureen entró, dejó sus cosas en el recibidor y fue directo al final de un estrecho corredor donde, Antonio, efectivamente, tecleaba a toda velocidad.—Good morning, little peach! —saludó como siempre. Antonio se volvió a mirarla por sobre los lentes, recriminando el comentario. Como siempre. Ella lo ignoró y le dedicó un guiño de ojos, mientras acaparaba la silla junto a él. —¿Y bien, qué tenemos hoy? —Bueno, lo que parece ser un par de propuestas interesantes... Casi ninguna en realidad —Volvió a hacer de nuevo esa expresión neutral hastiada tan característica suya. A veces Laureen se preguntaba qué era lo que lo motivaba a seguir respirando oxígeno por las mañanas. Luego pensaba que seguro debía mirarse al espejo—... Quizás quieras que te las lea... —¡En efecto!
►Nombre completo: Benedetta Argletti ►Apodo: Ben ►Edad: 32 años ►Sexo: Mujer ►Ocupación u oficio actual: escritora, fotógrafa y eterna estudiante. ►Estudios, doctorados y/o posgrados realizados: Doctorado en Antropología y Sociología De Poblaciones Precolombinas, Postgrado en Antiguos Rituales, Postgrado en Tradiciones Ancestrales y anda estudiando un Postgrado en Rituales Africanos y Haitanos. ►Apariencia: mide 1,67 m, de complexión normal tirando a delgada, ligeramente atlética. Cabello pelirrojo fuego, de ese que se ve realmente naranja, liso pero que siempre lleva corto y lleno de gomina para realizar diferentes peinados según sea la ocasión. Ojos ambáricos, son su rasgo más destacado. Tez surcada completamente por pecas que, por otro lado, son armoniosas con su rostro. ►Personalidad: Excéntrica, rara, majara, loca, "vieja de los gatos", atolondrada... son algunos de los apodos que la gente le da al conocerla pero a ella le da más bien igual. Es más, le resbalan. Es estudiosa, amable y algo oscura y gótica. Aún así, es inteligente, sagaz, culta y muy responsable. ►Historia: madre cubana, padre italiano y abuelos escoceses, creció en Suecia primero y finalmente en Alaska junto a los Inuits porque su padre había decidido que eso la fortalecería. Cuando llegó a los 18 años decidió tomar aires más cálidos y se largó a Florida donde su abuela materna estaba viviendo. Allí aprendió de ella a realizar vudú y a jugar con las cartas del tarot además de aprender a leerlas al mismo tiempo que empezaba a cursar periodismo aunque finalmente se salió de la carrera y se fue a Sociología encontrando su camino en aquella carrera. ¿El resto? El resto es historia. ►¿Por qué deberías ser aceptado en el club?: Porque sabe que tiene mucho por ofrecer al mismo y vamos, está intelectualmente preparada para pertenecer a él. ►Intereses paranormales específicos: vudú, espiritismo, chamanismo, poderes totémicos, espíritus personales. ►¿Alguna habilidad extra que quieras agregar?: sabe usar el muñeco de vudú, yo de ti iría con cuidado.
Antonio terminó (casi) de leer y Laureen ya estaba dando pequeños chilliditos de alegría. ¿Por qué esa mujer tenía siempre que exagerar el ambiente, perturbar su sano cerebro? Suspiró, sin ocultarlo (ya a esas alturas, no había nada para ocultar) y asintió. —Sí sí, pero no es la única. —¡Ah no! ¡¿Más?! —En efecto, mujer... Es lo que te estoy diciendo —Antonio bajó la ruedita del mouse y siguió hablando, causal—. Hay cosas interesantes. Por ejemplo esa ficha de presentación en tercera persona que acabo de leerte... ¿Qué le pasa a la gente hoy en día que se cree personaje de novela? —A mí me resultó bastante simpática. Antonio evitó el evidente comentario. Si Laureen no estaba ya pensando en acostarse con alguien, que lo mataran y lo renombraran Lázaro. —Como digas, como digas. ¿Sigo?
►Nombre completo: Maicon Diogo Gomes Oliveira. ►Edad: 28 años. ►Sexo: hombre. ►Ocupación u oficio actual: analista e investigador de proyecto informático patrocinado por empresa privada. ►Estudios, doctorados y/o posgrados realizados: Licenciatura en Ciencias de la Computación; Postgrado en Ciencias de la Computación y Matemática Computacional. ►Apariencia: altura promedio, contextura ectomórfica y piel oscura afroamericana. Presentación pulcra, rostro afeitado y cabello negro, rizado y corto. ►Personalidad: centrado, curioso y creativo. Constancia y alta capacidad empática compatible con el trabajo en equipo. Habilidad resolutiva y trabajo bajo presión eficiente. Adaptable a distintos ambientes, pero proclive a debates frecuentes. ►Historia: nací y crecí en la ciudad de Brasilia, familiarizado desde joven con la tecnología, pues mi padre se desempeñó como comerciante de aparatos tecnológicos y piezas de repuesto. Fui el primer miembro de la familia en llegar a la universidad. ►¿Por qué deberías ser aceptado en el club?: porque desde edad temprana he logrado establecer contacto con seres extracorpóreos, al comienzo de forma muy instintiva, pero el tiempo me ha permitido perfeccionar la técnica. En los últimos años he dedicado muchos de mis proyectos personales a la misión de elaborar programas y dispositivos capaces de generar sensibilidad a espíritus, para demostrar a las personas con menores capacidades la realidad de esta materia. He finalizado alguno de ellos con éxito relativo. ►Intereses paranormales específicos: espiritismo. He iniciado investigaciones concernientes a la demonología, pero me mantengo escéptico, de momento. ►¿Alguna habilidad extra que quieras agregar?: desdoblamiento. Aún no lo manejo por completo. FICHAS►Nombre completo: ►Edad: ►Sexo: ►Ocupación u oficio actual: ►Estudios, doctorados y/o posgrados realizados: ►Apariencia: ►Personalidad: ►Historia: ►¿Por qué deberías ser aceptado en el club?: ►Intereses paranormales específicos: ►¿Alguna habilidad extra que quieras agregar?:
Recordatorios:-Comentarios off-rol entre (( )) [ ] {} etc etc. -Recomiendo un máximo de dos personajes, como mucho aceptaré tres. Todos los demás que quieran agregar serán secundarios, recuerden hacer imprescindibles a los principales. -Es un rol de seres humanos que creen cosas flasheras sobrenaturales. Tómense la libertad de adjudicarles los poderes que quieran, pero recuerden que de todas formas, el rol se limitará a las leyes físicas hasta hoy probadas científicamente. En otras palabras: por más que un personaje suyo diga poder doblar cucharas con el poder de su mente, me encargaré personalmente de doblarlo yo en caso de que lo consiga, si llego a atraparlo, MUAHAHAHA. -Nunca me molestan los post largos si sienten las ganas de hacerlos, pero les recuerdo que no es necesario en este rol. Acepto un cuerpo conciso de texto, pero que sea un cuerpo LOL. -Hay dos tipos de respuestas: La de mis personajes y los míos como master. I feel the powah.
Todo lo escrito en este rol es propiedad de los participantes y bajo ningún concepto se permite la utilización de ningún personaje o post sin la autorización de sus correspondientes propietarios.
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Milly
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Post by Milly on Aug 7, 2015 3:39:58 GMT
Se dejó caer sobre el colchón, exhausto, harto ya de todo. Y eso era mucho decir para alguien como Mai, que en general solía considerarse una persona tremendamente paciente. Pero sus colegas... sus queridos colegas acabarían por volverlo loco, sobre todo Vasconcelos, esa psicóloga con aires de psiquiatra condecorada... En días como estos era cuando se preguntaba qué era lo que lo había llevado a aceptar un proyecto como el de PETHSCUP (Plataforma Electrónica para Tamizaje de Habilidades Sociales y Cualificaciones Psicológicas). Y era también cuando se prometía que su siguiente proyecto -si es que conseguía llegar al término de este sin renunciar- sería algo completamente distinto: no estaría mal algún software de predicción financiera, incluso algo tan impredecible como la meteorología o la sismología sería mejor a tener que volver a arreglárselas con profesionales que no sabían hacer más que analizarte cada vez que iban a entregarte descripciones para la elaboración de la plataforma. Ya no lo soportaba. Tenía que pensar en otra cosa.
Entonces lo recordó.
Encendió su laptop, conectó su teléfono celular al puerto USB y un par de clicks más tarde había descargado la última fotografía tomada con su teléfono: una pancarta de la calle, nada muy elaborado. Pero la información era por lo bajo interesante. Volvió a leer el título de presentación: GHOSTBUSTED. Tecleó un par de órdenes más, completó el formulario y lo envió. Si mañana se encontraba de humor, puede que hasta estuviera de humor suficiente como para darse una vuelta por el ala oeste de la universidad. Dejando de lado los comentarios divertidos del anuncio, parecía que iba bastante en serio, y Maicon necesitaba con urgencia algún proyecto personal que lo ayudara a distraerse de su trabajo, ¡vaya que lo necesitaba!
Se aseguró de que la información fuera enviada, cerró la laptop y dejó caer su cabeza en la almohada, y en tanto el sueño comenzaba a ganar la batalla contra la vigilia, comenzó a divagar. ¿Se encontraría en aquel club con especímenes como los que abundaban en PETHSCUP? Esperaba que no, esperaba encontrarse con personas serias, el tipo de individuos que estarían dispuestos a oír sus argumentos sobre lo comveniente que resultaría cambiar el nombre de Ghostbusted por alguna patente más seria y profesional...
Sintió un ruido extraño, como pisadas que hacía crujir la madera de su cuarto. Luego pisadas en su cama.
—Hoy no, lo siento —bostezó despreocupado—. Estoy muy, muy cansado. ¿Mañana, tal vez?
Algo se quebró en la cocina. Pero sus ojos se cerraron.
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nit
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Post by nit on Aug 8, 2015 17:34:05 GMT
-Y el manzano saludó a su tía y luego... -¡¡NO!! -una mano ajena golpeó la propia- vuelve a empezar. -Pero si es lo que veo -protestó la chica, mirando a la copia envejecida que tenía enfrente. -No has de mirar con tus ojos, has de mirar más allá. Cansada me tienes. -Pero...si es lo que veo, yo....-los párpados se removieron y el cuerpo se estiró cual largo era para finalmente escuchar un "ya era hora" masculino y bastante inentendible a causa de una música alta- pero, ¿qué? -y la música de origen haitiano perforó sus tímpanos.-¡¡¡BUBÚ!!! -exclamó con indignación y, tras pelearse con las sábanas que envolvían su cuerpo sudado en la siesta, logró llegar al reproductor de música de la furgoneta y apagar la música para encontrarse con la cara redonda, hinchada y negra como ala de cuervo de aquel que siempre iba con ella. De momento la persona que veía normal que fuera con mil muñecos de vudú en la mochila. -¿Por qué la quitaste? -¿Por qué? Porque por tu culpa tuve una pesadilla con mi abuela además de una conversación absurda con manzanos y cartas del tarot y yo que sé más. -Vale, vale. No sabía que la música podía traerte pesadillas -gruñó en evidente malhumor.-Baja, tenemos trabajo. -¿De qué se trata esta vez? -preguntó pero no obtuvo respuesta así que se ató el pañuelo en el pelo, un pañuelo que llevaba siempre cuando trabajaba, y su mochila, que además de muñecos de vudú llevaba mil cosas más, para luego seguirle. En el interior de la furgoneta adaptada para vivir, en un portatil abierto, se podía observar una pantalla y en ella un mensaje: "Solicitud enviada". Quizás desembarazarse por un tiempo de Bubú fuera propicio para ella, o quizás no. ¿Quién sabía?
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bachi
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Post by bachi on Nov 2, 2015 22:09:04 GMT
Antonio tardó un par de minutos más en leer, y cuando finalmente terminó, fue como si se hubiera pasado una hora eterna de socialización estricta y formal. Obviamente que Laureen no lo veía así. Obviamente que ella ya estaba saltando de la emoción por todas las solicitudes que habían enviado por mail. Y con "todas" Antonio se refería a unas 6. Pero él intentó calmarla. —Laureen, hey, Lau —Seguía a la mujer por la pequeña habitación todavía sentado en la silla de la computadora. Ella, por otra parte, daba saltitos de alegría. —¡Ya sé qué haremos, ya sé! —Sí sí —Antonio le dio la espalda, abrumado, mientras se quitaba los lentes y se los limpiaba con la camiseta. En seguida afinó el tono de voz, para imitarla— "¡Oh, Antonio, oh oh! ¿Qué te parece si pasamos a buscarlos en auto y comenzamos inmediatamentee? Les podemos invitar un par de cerveza, oh sí oh. O simplemente comprarles pasajes para Hawaii" —Dejó abruptamente de parpadear y se soltó las manos que hasta hacía un par de segundos había estrechado como una doncella ilusionada. Dio resultado, Laureen frunció el ceño y se calmó. Tomó asiento junto a él y se puso a garabatear en una hoja cualquiera con un lápiz, de forma nerviosa. —En realidad iba a decirte si los llamábamos para avisarles de la entrevista. Porque primero tenemos que descartar a los no-aptos —Lo pronunció con orgullo—. A no ser que lo sean todos, claro. Pero no creo que todos puedan manejarlo... —Se puso seria, y con dramatismo miró la fotografía de una muchacha que tenían pegada en la pared contraria, sobre un mapa del país. Antonio hizo una mueca y viró hacia la pantalla. —No hace falta ni siquiera llamarlos. Les enviamos por mail el mensaje que ya programé y... Listo. No es como si quisieran saber que somos unos chiflados que les siguen el rastro ni nada. Los ojos de Laureen relampaguearon. Antonio casi lo habría jurado, incluso mirándola por el reflejo de la pc, como había hecho. Se volvió bruscamente a ella. —Oh no, ni se te ocurra, mujer! ¡Loca! ¡Loca! —AN-DAN-DO. Laureen llama un taxi y arrastra a Antonio al auto adentro. Un taxista de apróximadamente 58 años se arregla unas gafas del tamaño de culo de botellas y les sonríe. Le falta un diente y Antonio siente que le baja la presión. Los saluda, les pregunta a dónde van y Laureen no tiene idea, mira a Antonio. En la radio suena
[OPCIÓN A]
[OPCIÓN B]
AHORA JUGADORES, SI SE ANIMAN, ELEGID.
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nit
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Post by nit on Nov 6, 2015 8:43:56 GMT
((OPCIÓN 1))
-¿De qué se trata esta vez? -preguntó observando la casa a la que se acercaban. -Recibí una llamada bastante potente de auxilio y socorro, urgente. Asintió. -¿Datos de quienes viven? -preguntó para seguir con el formulario que ella misma elaboró en su momento. -Una anciana de más de 90 años y su hijo, de unos 50 largos. -¿Origen? -Caucásico. Bufó y se adentraron en la vivienda. En el jardín había un manzano. Una vez llamaron y los dejaron entrar, ella tuvo que retirarse, ahogada, hasta la verja exterior. -¿Ben? -pero no recibió respuesta alguna así que se acercó hasta ella-, ¿estás bien? -Ahí dentro hay mucha contaminación. Tardaré siglos en purificar todo el caserón. Es como si quisiera comér...-y ahí reparó en el manzano.-¡¡NO, MIERDA!! -gruñó a lo que escuchó una voz masculina que no pertenecía a su acompañante. -... ¿está todo bien? -preguntó, con preocupación-, ni tan siquiera a entra...-pero Ben se le avalanzó encima. -Corta ahora el manzano, destrúyelo, destrúyelo y todo se purificará, destruye el manzano -lo soltó y salió fuera de la verja, respirando con normalidad. -Solo... -dudó entre entrar o salir-, solo un segundo -y Bubu salió afuera reencontrándose con Ben. -Benedetta, ¿qué pasó? -Bajo el manzano enterraron un espíritu maligno, deben destruir el manzano. -Creo que eso no está dispuesto a hacerlo. -Pues creo que yo tampoco estoy dispuesta a purificar su casa -se encogió de hombros y, sin despedirse, empezó a volver a la furgoneta. -¡¡¡BEN!!! -gritó pero tuvo que regresar al hombre, disculparse, comentarle un par de cosillas y regresar enseguida a por ella.-Escucha -la agarró del brazo y así la obligó a detenerse.-Puedes arreglarlo sin que deba cortar el manzano, sé que puedes. -Es el puto manzano con el que he soñado -se desembarazó del agarre- si hago algo voy a terminar discutiendo con mi abuela. -Tú abuela no está aquí -quejó, mirándola derrotado.-Y solo fue un sueño. -Un sueño premonitorio y es el tercero en 2 días, maldita sea. -Ben, por favor.-Le pidió, observándola.
Regresó sobre sus pasos y se plantó frente al árbol con lo que parecía más bien una botella de colonia lo que dejó al hombre sorprendido aunque por consejo de Bubu, no abrió boca. Roció con el contenido de la botella el árbol y luego posó la mano encima de su corteza tras escupir al suelo. -"Oh move lespri kite peyi sa a zèb ak ale jwenn delivrans ou yo." -Repitió una vez y otra y otra hasta que finalmente el manzano empezó a soltar las manzanas y ella sujetó una carta del tarón encima de la corteza, entre su mano y la misma, pare repetir las palabras una y otra y otra y otra y otra vez hasta que la última manzana cayó al suelo y ahí lo repitió gritando para finalmente separarse. El manzano se secó de inmediato. Ahí se volteó al hombre y extendió su mano.-Son 10.000 de los grandes. -Sonrío cual cimitarra.
Off:
"Oh move lespri kite peyi sa a zèb ak ale jwenn delivrans ou yo": Oh espíritu maligno abandona esta hierma tierra y ve en busca de tu salvación. (Según traductor de google xD)
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Milly
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Post by Milly on Nov 6, 2015 15:20:53 GMT
Despertó con el sonido de una puerta que se cerraba de golpe… seguido de cristal que se rompía al dar contra el piso. —Mierda —Maicon bufó con los ojos cerrados, justo antes de dar unas vueltas sobre el colchón y levantarse raudo a la cocina a buscar la procedencia del ruido. Y fue ahí, en medio del desgastado piso de azulejos, que encontró la evidencia que temía descubrir. —Perfecto. Magnífico, el cuarto vaso en dos semanas. ¡El cuarto! Eso sin contar los platos y los adornos del recibidor. Limpió el desastre sin una pizca de humor. Tendría que comprar vajilla plástica pronto, o debería resignarse a servirse su comida en las manos. Era eso o buscar otro apartamento, porque dudaba que espantar al espíritu que habitaba ese espacio fuera ya una opción; desde que el joven había reconocido y aceptado su presencia tras las pequeñas y sutiles pistas de su existencia (pequeñas brisas de aire, tenues sonidos de pisadas, entre otras cosas)… sus manifestaciones eran cada vez más evidentes. Casi parecía que intentaba llamar la atención. Casi parecía que pretendía apoderarse de la vivienda. Pero Maicon no tenía ganas de dejarle ganar así de fácil. —Me caías mejor cuando no te metías con mis cosas, ¿sabes? —le habló a la casa con paciencia, y a la casa pareció no gustarle el comentario: para cuando Mai había acabado con el desastre, otro vaso siguió el camino de su congénere. Luego un plato, y otro después… —¿En serio? —dijo con una carcajada cargada de sarcasmo, decidiendo que había tenido suficiente. Ignorando el sonido de lozas y vidrios rotos que persistían como una costosa sinfonía, un utensilio tras otro, fue a darse una ducha y preparar las cosas para salir. Cinco minutos más tarde abría la puerta de entrada, casi ignorando el hecho de que, a sus espaldas, ya nada quedaba en una sola pieza. No lo dijo en voz alta por temor a encontrar el apartamento en llamas a su regreso, pero una cosa tenía clara: esto no se iba a quedar así.
((¡¡Opción A, Opción A!!))
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bachi
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Post by bachi on Nov 8, 2015 4:15:49 GMT
Mientras sonaba Freddy, cantando a viva voz, Antonio se quitó los lentes y se restregó los ojos. El anciano le devolvió la mirada, y el hombre volvió a calzarse su fuente de poder. —Suficiente —asintió y Laureen, a su lado, enarcó las cejas. Antonio palmeó sobre su regazo y acto seguido enseñó las palmas de las manos mientras negaba con la cabeza—. Suficiente para mí por hoy. —¡Pero, An…! El hombre ya se había bajado, cerrado la puerta, y se apoyaba en el marco de la ventanilla baja para sonreírle. —Vete a trabajar en tu tesis, Laureen, yo envío los correos con aviso. Deja a esos sujetos descansar en paz, por dios, ¿te imaginas lo que dirían si les cayeran encima… —¡Pues que estarían super sorprendidos de nuestras cualidades detectivescas! —interrumpió, indignada de que no lo viera tan claro como ella. —… un par de locos, golpeando su puerta? Déjalos en paz, te repito, Laureen —Antes de que pudiera replicar, se volvió al anciano y casi le gritó la dirección de la mujer loca para que no tuviera oportunidad de rechistar. Antonio la observó alejarse con un saludo y una burlona sonrisa. Tras un largo bostezo, volvió sobre sus pasos y saludó al conserje. Encontraría la habitación fría pues el hombre había dejado la única ventanilla abierta para que se secaran los pisos recién encerados. La cerró y se colocó encima su sweater negro con cuello de tortuga, encendió un sahumerio, pues el olor a la cera lo mareaba y dejó la cafetera eléctrica funcionando. Antonio giró en la silla con la meticulosa actitud del que conoce cada recoveco de espacio y se puso a teclear respuestas a la velocidad de la luz. Esperaba que los sujetos que habían enviado las solicitudes fuesen tan puntillosos con la hora como habían sido con sus currículums. “Su solicitud ha sido revisada y aceptada. Esperamos su presencia para una charla introductoria hoy a las 15 hs tal cual solicita el aviso. Traer: Botella de agua, linterna, abrigo y botas de lluvia” Mordió el palillo de escarbadientes con el que había estado jugando y frunció el ceño al fijarse en la luz radiante del sol sobre el cielo azul intenso que llegaba por la ventanilla de ventilación. Sip. Llovería. ”Y paraguas”. decidió agregar al final. Sonó la cafetera, se giró en la silla y miró el reloj. Con suerte tomaría un almuerzo fugaz. Con más suerte, Laureen se quedaría dormir luego de su siesta.
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Milly
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Post by Milly on Nov 9, 2015 1:25:47 GMT
Alguien tocó la puerta de su pequeña oficina en las instalaciones de PETHSCUP, y Maicon bufó de mal humor. El ritmo de aquellos golpes… podría reconocerlos en cualquier parte. —Adelante —dijo sin echar un solo vistazo a la puerta. Lo hacía adrede, pues sabía que a Vasconcelos le molestaría. Y así fue. La psicóloga jefe del proyecto digital ingresó al pequeño cuarto, se concentró en Maicon y frunció el ceño. —¿Gomes? —ella se acercó al escritorio repleto de aparatos extraños—. ¿Qué estás haciendo? —Algo que no es de tu incumbencia —siguió concentrado en la pequeña pieza que estudiaba entre sus dedos—. ¿Y qué haces aquí, por cierto? Tengo derecho a ocuparme de mis asuntos: hace media hora te envié un informe con las modificaciones que pediste para la plataforma virtual. Deberías estar poniéndola a prueba. —El asunto es... bueno, te adelantaste demasiado. Hay un par de especificaciones de último minuto, y es imprescindible incorporarlas en la maqueta de la plataf… —Espero que no estés dando a entender que llevo una semana trabajando en vano. —Quieres culparme, lo sé —la psicóloga habló con ese tono de catedrática que el joven detestaba—, pero tú sabes que tenías plazo hasta el final de esta semana para entregar el informe. Si hubieras cumplido con los plazos, habrías tenido tiempo de sobra para ver estos últimos reparos. —¿Cumplir los plazos? ¡Trato de ser eficiente! —arrojó la pequeña pieza a la mesa, se llevó las manos al rostro e inspiró profundo, antes de ceder a un arranque de ira—. Vale, vale… envíame tus maravillosas especificaciones. Les echaré un vistazo y las agrego a la plataforma. —Te ves estresado, Gomes. Y muy agotado. ¿Quieres hablar sobre eso o…? —SOLO VETE. La puerta se cerró y Mai desplazó su silla hasta la laptop encendida. Revisó los mensajes de su correo... Pero no fue el mensaje de Vasconcelos el que llamó su atención. La reunión, la había olvidado. Consultó con su reloj el tiempo que le restaba para las 15 horas; necesitaba conseguir un par de cosas antes de acudir a la Universidad. Y también estaba el pequeño invento que ahora aguardaba desparramado sobre su escritorio, con el que pretendía volver a establecer la paz en su apartamento. Luego de establecer sus prioridades en silencio, se encogió de hombros y se levantó. Si estos tipos eran investigadores tan serios y comprometidos como habían afirmado en el anuncio, podrían ayudarlo más que ese pequeño proyecto que se traía entre manos.
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nit
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Post by nit on Nov 9, 2015 18:09:36 GMT
Con la suma cantante y sonante en la palma de la mano, Ben dio media vuelta, encaró la verja y salió como si nada fuera a ocurrir. Una vez Bubu se reunión con ella, volteó y observó el inmenso manzano y extendió un brazo con el dedo índice totalmente estirado.-Allí, justo ahí, -señaló, triunfal-, hay un brote verde. Saldrán adelante.-Y sin más, canturreando ve tu a saber el qué hasta que Bubu, de nuevo, logró alcanzarla. -¿En serio le has...? -Sí. -Contestó como si nada. -Pero, ¿no era excesivo? -preguntó, sorprendido. -¿Excesivo? -le preguntó, observándole mientras se retiraba el pañuelo de la cabeza a la par que entraba a la furgoneta y él detrás.-No me hagas reír -abrió la pequeña lucecita cuando él cerró la puerta de atrás de la furgoneta. -¿¡Excesivo?! -le preguntó agarrando su portatil y poniéndoselo sobre sus piernas.-¿Te recuerdo quién anda ahorrando para poder costearse una autocaravana, Bubu? -le preguntó, totalmente seria aunque su rostro le cambió cuando vio el correo.-¡¡Mierda!! -se bajó de la furgoneta y, tras cerrar, corrió al conductor, encendió el motor y pilotó hacía el centro de la ciudad a toda velocidad...
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bachi
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Post by bachi on Nov 10, 2015 2:48:08 GMT
Las 15:00 hs. Antonio come un chupetín en el hall del Instituto de Física de la USP en la Ciudad Universitaria Armando de Salles Oliveira. Teclea en un portátil Mac de forma distraída y mira hacia la puerta de reojo, ignorando al resto de jóvenes que entran y salen del recinto. La Ciudad es enorme, sabe que algunas tienen sus horarios en especial y a ciertas horas puertas se cierran y puertas se abren... Pero él tiene ahí su máquina, su llave, y nada se cierra para él. Antonio mira el reloj del escritorio de la pantalla y frunce el ceño. Quizás todos son impuntuales como Laureen, es lo más probable. Además es enorme. Sí, la Ciudad es enorme... En ese momento cae en la cuenta que nunca especificaron en el hall de qué edificio estarían esperando. Claro, por supuesto, su base, la "baticueva" está en el centro de LA ciudad, en una de las tantas bibliotecas con las cuales cuenta el inmenso conglomerados de institutos e universidades. Pero está lejos de la Ciudad Universitaria. Antonio se pone de pie y cierra la tapa de la notebook con indebida fuerza. Está algo nervioso. Para qué mentir. Se siente idiota. Saca su celular de un portafolio y llama, a toda velocidad. —Laureen —Al otro lado se escuchan los ruidos de coches— ¿Laureen? Alóo —repite, cansino. Nada— ¡Mierda, Laureen! —ruge y le corta. Le dejará un mensaje de voz algo violento. Vuelve a prender la computadora y sus dedos vuelan. Sus ojos tienen solo espacio para la pantalla, parecen absorbidos por su luz. Mete el código en la red, lo deja reposar. Casi puede escuchar las voces dentro de su cabeza, como siguiendo una receta de cocina: Deje reposar la masa, espere 5 minutos y vuelva a introducir el código en el siguiente nivel. Así lo hace. Se llena el screen de palabras, guiones y corchetes. BINGO. Con las manos sudadas y temblándole un poco, Antonio marca el primer número. Corta. No, mejor... Enciende el Skype, copia y pega los números y los invita a una conversación de grupo. Justo a último momento, horrorizado, recuerda apagar la cámara. Detesta, detesta tener que hacer las cosas así. Se aclara la garganta y espera a que al otro lado respondan...
Suena el Skype de Maicon Diogo Gomes Oliveira, sea donde sea que esté, el teléfono de Benedetta Argletti la llama desde la misma aplicación móvil. Hay otras tres personas unidas a la conversación además de Antonio. Suena. Suena. Suena. Suena.
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Milly
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Post by Milly on Nov 10, 2015 21:14:07 GMT
Estaba atrasado, terriblemente atrasado. Pero el día iba de mal en peor de todas formas, así que no le importó agregar otro problema a la lista. Si las cosas iban a seguir decayendo, pues que así fuera; no sería Maicon el lunático que decidiría derribar el gran pilar de la Ley de Murphy: si algo puede salir mal, saldrá mal. Así que, con eso en mente, comenzó a preparar las cosas en su pequeño cuarto de trabajo, silbando con despreocupación. ¡Qué bien que no se le había ocurrido agregar la puntualidad a la descripción de su personalidad en el formulario! Guardó cosas por aquí, escondió otras por allá, y al final de todo, cuando se sintió preparado para darse a la fuga, se acercó a su adorada laptop para apagarla. —¿Y ahora qué? —observó con el ceño fruncido el llamado de Skype que flotaba en medio de la pantalla. Estuvo a punto de ignorar la llamada y largarse, pues no estaba de humor para atender a desconocidos. Pero era, precisamente, una llamada desconocida. Y si había algo que Maicon odiaba en la vida, era quedarse con las dudas. —¿Quién es? —apropósito hizo uso del tono más grave y antipático que encontró en su extenso repertorio de voces.
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nit
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Post by nit on Nov 10, 2015 21:17:20 GMT
-¿Se puede saber hacía donde vamos, de nuevo? -No.-Le contestó. -Estás esquivando el tráfico, así no se puede si tan solo... ¡¡¡¡PARAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! -y el frenazo que dio salvó a una ancianita de ser atropellada en el paso de cebra. -Baja ahora mismo de ahí, baja ahora mismo. Ella se quitó el cinturón, se fue atrás furiosa y él ocupó aquel asiento. A TIEMPO. Descolgó la llamada y cerró la parte trasera aislándola de enfrente aunque normalmente lo tenían comunicado. -Aquí Ben -se autocorrigió-, digo Benedetta Argletti al habla -y su tez pecosa y su cabello de fuego despeinado, aparecieron en escena. -¿Tú eres quien nos contactó? -preguntó, observando, esperando alguna respuesta por algún lado. ¿Cómo habrían conseguido su número? Reflexionó a la par que volvían a ponerse en marcha y, con algunos golpes se lograba la comunicación con la parte posterior. -A la universidad -ladró-, rápido. -Y volvió a cerrar a tiempo de escuchar quejas por parte de Bubu.
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bachi
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Post by bachi on Nov 13, 2015 20:49:40 GMT
—Sí, para responder a la pregunta tanto de Argletti y Gomes Olveira, mi nombre es Antonio y soy parte del equipo que los contactó. El icono del skype era una de esas imágenes predeterminadas que venían en el Escritorio de Windows. De la otra parte de la conversación, sólo uno más tenía una foto personal, la cual no se veía del todo cerca, pero parecían ser dos sujetos sosteniendo un pez en un muelle, con una hermosa vista de montaña y lago detrás. Las otras dos imágenes posiblemente sean autorreferenciales: Unas brochas de pincel y acrílicos por un lado, apoyados en la arena, y al otro, un personaje conocido de una de las plataformas online de formato rpg más jugados en los últimos tiempos. Sea quien sea que tenían una imagen del LoL, a Antonio le hizo fruncir el ceño. —Esta invasión a la privacidad se debió a que olvidamos informarles el lugar correspondiente de la cita. Debido a que estamos en la Ciudad Universitaria Armando de Salles Oliveira, de la que todos deben conocer su enormidad, es posible que se pierdan. Estaré esperándolos en el Instituto de Física en tanto espero a mi compañera. Adjunto un mapa. Saludos. Así sin más. Pronto conocerían a Antonio. Pero cortó porque se estaba poniendo nervioso. Mientras los "invitados" deliberaban qué hacer, él volvió a marcar el número de Laureen. Benedetta Argletti tiene dos posibilidades como también dos problemas. Al llegar a la entrada más próxima de la Ciudad universitaria por la cual se accede desde la ruta que está siguiendo, encontrará la garita de guardia vacía y la entrada cerrada. Puede proceder de las dos siguientes formas: -Se presta a trepar la entrada. Algo lógico y racional, claro, que también parecerá la idea más viable para otro personaje que tomará partido y la ayudará. -Procede a llamar de nuevo a Antonio, lo cual ocasionará que sea Maicon quien se encuentre con una sorpresa. Antonio se dirigirá hacia la entrada y allí...
Maicon Diogo Gomes Oliveira tendrá un problema fundamental: El tráfico. Para llegar a destino tendrá que elegir entre tomar el bus, situación en la cual, sin saberlo, salvará un futuro; o tomar un taxi, donde salvará otro. En cualquiera de los dos casos, terminará embotellado en una avenida de su elección cercana a la Ciudad universitaria. Lo siguiente que hará será: -Llama a Antonio y explica lo sucedido. Ganará una confianza. -No da explicación alguna de su demora. Ganará un aliado.
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nit
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Post by nit on Nov 19, 2015 10:38:02 GMT
-¡¡¡MIERDA!!! -gritó frustrada al verlo todo vacío y, tras aparcar, Bubu se bajó y la miró atentamente. -¿Qué se supone hacemos aquí? -preguntó, observándola con atención infinita, esa mirada penetrante. -Cosas. -¿Qué cosas? -Arght! ¿En serio? -le preguntó, mirándole.- ¿Vas a hacerme un interrogatorio y a torturarme sino te contesto?-Le preguntó. -No. Pero soy tu guardaespaldas en todo esto, tu apoyo emocional sin mí... -Solo porque mi abuela te puso a hacerme de nana no significa que tenga que explicarte tooooodo, absolutamente todo, lo que hago, Bubu. -Ah, claro, no. Pero soy el único que va a poder ayudarte a trepar eso, chica lista y no lo haré a menos que tenga una razón suficiente como para quebrar la ley. -Puso los brazos en jarras dando a entender que no cedería. Ella rodó los ojos y finalmente le explicó.-¿Qué hiciste qué? -le preguntó, sorprendido.-Justo, Ben, justo lo que tu abuela te dijo que NUNCA debías hacer. Chapó. -¿Es que vas a seguir todos y cada uno de los consejos de mi abuela? -le preguntó casi gruñendo. -Todos todos no, pero los más sensatos sí. -Pues eso. De esto no se enterará. -Permíteme que discrepe.-Gruñó. -Oh, bien. Genial. ¿Sabes por qué hice esto? -le preguntó- porque necesito aire para respirar por mi misma, Bubu, necesito distraer la mente de tu eterna compañía, necesito volar por mi misma, equivocarme y levantarme si es preciso. Tengo 35 años y no soy la cría estúpida que llegó a tus manos en la puerta de casa de... -y tomó el teléfono palideciendo al instante. Cuando colgó le miró. -No creo que te admitan. -Una buena regañina a tiempo siempre va bien para atemperar las cosas. -¿Qué harías? -le preguntó. -Lo obvio. Trepar. -¿A plena luz del día? Puedo estar loca pero no acepto eso como opción. -Es la más fácil, ¿qué vas a hacer sino? -Pues...-observó la garita y se acercó a la misma, viendo si podía acceder al interior para abrir la puerta y entrar con la furgoneta/casa que carreaban a todos lados porque llevaba mil y una cosas propias dentro de las que no se quería desprender. -Cerrada, como la puerta. Y ahora no viene nadie... -Por todos los Santos y Dioses, maldita sea. Puto manzano de las narices.-Gruñó y, ni corta ni perezosa, se dispuso a trepar por la entrada con ayuda de Bubu.
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Milly
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Post by Milly on Nov 24, 2015 3:26:15 GMT
—Ah, vale. Esas fueron las grandiosas y profundas palabras de Maicon antes de que la ciber-conversación llegara a su fin. Lo cierto era que ni siquiera se había dado cuenta de ese importante vacío de información en la pancarta. Y de no ser por el tal Antonio -¿cómo diablos tenía registrada su cuenta de Skype?-, no lo habría notado hasta llegar a la dichosa universidad. Cerró su laptop, la guardó en su mochila y echó otra mirada a su reloj. —¡Mierda! —soltó antes de echar a correr fuera del armario-oficina, ignorando las preguntas de sus colegas a medida se adelantaba a la salida de las instalaciones. A juzgar por la extraña celeridad con la que el tiempo continuaba transcurriendo, su retraso ya no sería sutil, sino más bien colosal. Y como ese definitivamente no era el día de Maicon... ¡las cosas no acababan ahí! Afuera, en la calle, el tráfico era un mar de criaturas metálicas y coloridas que, varadas en la calle sin conseguir avanzar, bramaban con un insoportable alboroto de bocinas. Vale. El transporte público no era una opción. Necesitaba recurrir a todos los atajos posibles.
Así que minutos después estaba cómodamente instalado en el asiento trasero de un taxi... ... atrapado junto con el resto de los autos en medio del atochamiento.
—Estoy seguro de que si toma la calle lateral, justo ahí, conseguiremos escapar de esta terrible contaminación acústica. Y llegar antes a la universidad —le dijo al chofer del transporte, conteniendo el impulso de darse cabezazos contra la cabecera del copiloto. —¡Claro muchacho! —repuso el hombretón con una risotada jovial—. Pero para eso, primero tenemos que llegar hasta la calle lateral. Maicon no pudo hacer más que dirigir una sonrisa de divertida obviedad al espejo retrovisor. Y luego consultó su teléfono celular como para hacer algo, jugueteando al azar con las opciones del menú, hasta que tropezó con el pequeño recuadro de Skype. ¿Y qué tal si...?
¿Por qué no? Si habían invadido su privacidad al punto de interceptar sus datos sin autorización, significaba que él tenía tooodo el derecho de hacer exactamente lo mismo. Así que bajo el amparo de esa lógica, tecleó un par de opciones en la pantalla táctil hasta finalmente conseguir restablecer la comunicación de su última llamada. —Hola, aquí Gomes Oliveira —habló nada más captar una señal de recepción, cerrando la ventanilla del auto para amortiguar el ruido de la calle—. Todo vaticina que llegaré a su reunión terroríficamente tarde. Y como parece no haber forma de revertir este hecho, pues... ¿planean un encuentro más o menos largo? No me gustaría llegar allá y caer en que todos se han ido. Estoy postergando trabajo importante por asistir, ¿sabes?
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bachi
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Post by bachi on Nov 29, 2015 22:02:24 GMT
((Pobre Bubu XDDD))
En medio de plena infructuosa trepadina, silvarían detrás de Bubu y Bernadetta. —Oh vaya —Una niña, de aproximadamente unos 16 años a juzgar por la estatura, de largo cabello castaño claro y ondas marcadas en cada coleta que tenía al costado de la cabeza, se acababa de quitar los auriculares blancos y detuvo el reproductor de música del moderno celular. Se les acercó, sin esperar que volvieras los pies a la tierra, y los miró desde abajo, cruzando los brazos detrás de la espalda. Tenía una corta pollera de jean y, a pesar del calor, llevaba unas cancanes negras rotas en las rodillas semi transparentes. Tenía mal atadas las zapatillas de aspecto eterno y añejo que llevaba en los pies, y se había atado a la cintura un buzo blanco con capucha. Arriba llevaba un pequeño top de color blanco, bien suelto que le tapaba los pequeños y casi inexistentes pechos, haciendo evidente la falta de sostén. El top llevaba escrito aparentemente a mano, un mensaje en mayúsculas "I DRINK PONY BLOOD". Solo cuando se les hubo acercado lo suficiente, podrían observar la enorme mochila de color azul eléctrico con rayos amarillos que cargaba, haciéndola encorvar un poco hacia delante. Los ojos negros de la chica eran grandes y si bien sus pestañas ya eran largas de por sí, el leve maquillaje los hacía más grandes aún. Las cejas, oscuras y abundantes pero perfectamente recortadas, se arquearon. No tenía aros, no tenía anillos, pulseras o collares. Sus movimientos eran despreocupados, haraganes y pacíficos. —¿Necesitas ayuda con eso? —preguntó de repente y casual, mirando a Bernadetta, balanceándose sobre los talones. Sin esperar que le respondiera, se quitó la mochila que la hacía parecer una graciosa tortuga y, luego de tres forzosos intentos, logró hacerla pasar al otro lado por entre los barrotes de la reja. Se desató el buzo, lo arrojó también y recuperó su puesto con una sonrisa—. De hecho yo también tengo que pasar al otro lado así que no me molestaría. Irasema Albertina Souza, por cierto! —Se presentó guiñando un ojo, sacando la lengua y haciendo el símbolo de la paz—. Pero puedes decirme Ira.
Mientras Gomes Oliveira hablaba con Antonio, no tenía ni idea que el hombretón de risotada jovial estaba teniendo un paro cardíaco justo en el asiento de enfrente. El hombre sentiría una leve punzada en el pecho, del lado izquierdo, y poco a poco el dolor se le extendería hasta la muñeca del mismo hemisferio. Curiosamente, en el colectivo blanco y verde que esperaba aparcado junto al taxi, la voluptuosa chofer estaba sufriendo un ACV. Su día había comenzado de forma extraña, le había cosquilleado el cuello durante todo el día pero había creído que solo era cosa del calor. Ahora, que estaba nerviosa y sudando como testigo falso al frente de un oloroso coche repleto de gente, sentía que se le nublaba la vista y creía que mandaría todo al diablo. Necesitaba vacaciones... Y ese sería su último pensamiento antes de desvanecerse con la cabeza contra el respaldo del asiento. Cualquiera que la viera, pensaría que estaba durmiendo. No sería el caso del muchacho y el taxi. Para Antonio fue una sorpresa recibir la llamada. Había pensado durante un momento en que esa sería una posibilidad, pero luego, preocupado por la desaparición de Laureen, se había olvidado. Que Maicon lo llamara lo trajo a la realidad de sopetón. Lo dejó hablar. —Es un encuentro largo. Hay una actividad de inicio planeada para ustedes. Así que no vas a llegar tarde en vano —Sonrió ¿Por qué sonreía? Borró la sonrisa de inmediato, sintiéndose idiota—. El único problema será que nos encuentres, pero por si las dudas, te aviso que estaremos posiblemente en el edificio viejo de la Facultad de Medicina. No diré más. Ah y eh... Gracias por avisar —Estuvo a punto de agregar algo más (ni él sabía qué, nunca se le daba bien eso de las formalidades. Eso era trabajo de Laureen, maldita sea) hasta que un ruido ensordecedor le hizo cortar la llamada con las mejillas arreboladas, como una doncella atrapada con las manos en blanco. Un par de miradas de reproche se habían dirigido hacia él en el Instituto de Física, y decidió que estaría mejor en el calor abrazador del exterior. Sí, claro. Lo que había chillado en los parlantes de Antonio había sido nada más y nada menos que la bocina estridente del taxi de Maicon, donde el conductor tenía apoyada la cabeza.
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Milly
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Post by Milly on Dec 7, 2015 19:48:47 GMT
Maicon pegó un salto y soltó una palabrota antes de darse cuenta de nada. —¡Eh, amigo! —repuso de mal humor al comprender que el alboroto provenía de la bocina del vehículo—. No hace falta impacientarse tanto, ¿sabes? De una forma o de otra, vamos a llegar a nuestr... Se había incorporado de su asiento y había visto al hombre ahí, inconsciente con la cabeza sobre el manubrio del taxi. No parecía dispuesto a moverse. En absoluto. —Mierda —dijo en apenas un susurro, como para no perder la costumbre. Dentro de poco esa iba a convertirse en la palabra favorita del día. Con esfuerzo consiguió retirar el peso del hombre de la bocina y lo examinó atentamente, feliz de haber acabado con el insoportable ruido y anhelando contra toda esperanza que su chofer se hubiera quedado dormido, o se hubiera desmayado producto del calor, o cualquier otra cosa inofensiva que no involucrara a Maicon en algún asunto peliagudo. Pero, como cabía esperar, no hubo suerte. En vano el joven intentó sacudir al hombre para hacerlo reaccionar, pues el sujeto seguía reaccionando tan bien como lo habría hecho una piedra. Fue cuando se le ocurrió controlar el pulso de su acompañante. Nada. —¡Mierda! —esta vez, la palabra mágica escapó de su boca con marcada exasperación, porque lo absurdo de semejante escena lo ameritaba. Afortunadamente, Mai sabía qué hacer a continuación. Todos detestaron a la prima Luciana cuando, dos años atrás, había decidido instruir a la familia completa sobre maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar. En esa ocasión ella había alegado que saber RCP era necesario por una cuestión de cultura general, porque nunca se sabía cuándo podía llegar a salvarse una vida. Pero todos sabían que lo hacía para presumir que había conseguido ingresar a la facultad de medicina y ser la primera doctora de la familia. Ahora Gomes alababa la insoportable presunción de su prima. Reclinó por completo el asiento del conductor para dejar al sujeto recostado, y al mismo tiempo marcó un número en su teléfono, activando el altavoz. Lo siguiente fue iniciar las compresiones. Una tras otra, el pecho del chofer inconsciente se hundía bajo el rítmico frenesí de las manos de Maicon, que contaba en voz alta -uno, dos, tres, cuatro...- hasta que la llamada telefónica conectó con la bendita línea de destino. Gritó su ubicación exacta antes de cualquier otra cosa... y ya luego siguió con las formalidades: —Mi nombre es Maicon Gomes. Tengo un hombre inconsciente y casi muerto en medio de un atolladero de autos. ¡Necesito una ambulancia ya! —Señor Gomes, le solicito mantenga la calma y permanezca en línea hasta que la ayuda llegue hasta usted. ¿Se encuentra en condiciones de iniciar soporte vital básico? —¡Estoy en eso! —el cansancio en su voz era prueba de sobra. Su cuerpo continuaba moviéndose arriba y abajo, arriba y abajo en tanto continuaba con los masajes cardíacos—. Pero como no se den prisa, no podré continuar mucho tiempo más. Dios, ¡esto cansa!
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nit
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Post by nit on Jan 17, 2016 18:05:35 GMT
Y visto y no visto, casi casi casi como si se tratara de una cosa de magia, estaba del otro lado, entera y con la mochila sobre sus hombros. Y Bubu, quien había traspasado ve tu a saber cómo porque no había podido atender a tantas cosas a la vez, estaba a su lado observando meditabundo como ella abría su mochila, se arrodillaba en el suelo, urgaba en el interior -que a veces parecía infinito- y sacaba un inmaculado muñeco de voodoo más pequeño de los que ella misma usaba normalmente. -Toma -se lo tendió a Ira-, es para agradecerte que hayas hecho esto por mí. Cuando estés en peligro, agárralo con una mano, cierra los ojos y pídele ayuda, él sabrá dártela. -Y se puso de pie tras cerrar la mochila y todos sus misterios internos mientras Bubu la miraba con cara de desconfianza.-Y bueno, soy Benedetta pero puedes llamarme Ben, si lo deseas. Ese de ahí -señaló del otro lado, a Bubu, es Bubu, mi ayudante. La puerta de la garita debería estar abierta...-se acercó a la misma, para poder comprobarlo.
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bachi
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Post by bachi on Jan 18, 2016 21:35:27 GMT
— Enviaremos la ambulancia lo más pronto posible, señor Gomes. ¿Podría decirme la dirección exacta y número de dónde se encuenLa comunicación se cortó. En el colectivo junto al taxi, habiéndose dado cuenta de la misma situación que en ese momento sufría el joven Gomes, un puñado de gente se había arremolinado entorno a la mujer conductora que prácticamente yacía en el punto de no retorno. Pero los pasajeros de aquel vehículo habían tenido mucha más suerte en cuanto al tema de las comunicaciones, y a los timbrazos y quejas de varios cientos de conductores, una ambulancia de luces estridentes se abrió paso entre la multitud. Como en una peregrinación religiosa, entre todas las manos levantaron a la mujer, acercándosela a los enfermeros directo a la camilla auxiliar porque no había mucho más tiempo para miramientos de ningún tipo. En tanto, junto a Gomes, sonó una voz. —Yo que tú, chico, dejaría de tocarme el pecho de forma tan libidinosa porque ya es tarde. El hombretón lo miraba por el espejo retrovisor. Su imagen no era transparente, no era vaporosa o fantasmal. Pero daba frío. Tanto frío daba en el coche que los vidrios habían comenzado a empeñarse, dando una privacidad inesperada a la siguiente charla. —Mira. Al parecer hoy no era mi día, pero no es que yo entienda de estas cosas —No parecía asustado. Parecía extrañamente irritado, como si eso fuera tan sencillo como pagar un par de impuestos—, así que me limitaré a decirte lo que me dijeron que te diga. La ambulancia al lado cerraba las puertas y, con la sirena estridente de la despedida, comenzaba a alejarse lentamente entre el puente que le habían abierto los coches del tráfico. El hombre, o los vestigios que quedaban de él, miraron con nostalgia el símbolo del hospital hasta que se perdió de vista. Los pasajeros del colectivo se habían bajado y estaban realizando todos llamadas telefónicas cuando el sujeto suspiró y se volvió a Maicon. —No vayas. Al lado, de repente las comunicaciones se cortaron y, entre varias exclamaciones indignadas, comenzaron a sonar los diferentes ringtones de los propietarios de los celulares. Para cuando Maicon se volviera a ver, el hombretón habría desaparecido, dejando en cambio el cuerpo frío en el asiento delantero. Ira examinó con curiosa determinación el muñeco hasta que decidió descolgarse la mochila de los hombros y buscarle un lugar entre todas las cosas que parecía portar adentro de aquellos bolsillos. —¿Y qué te hace pensar eso? —preguntó de forma despreocupada mientras intentaba darle vuelta al cierre. Cuando finalmente lo consiguió entre forcejeos, se levantó y se dirigió hacia donde la mujer observaba con detenimiento—. A verrr...¡Mira! Dejaron las cámaras encendidas de las recepciones de los institutos. ¿Has estado aquí alguna vez? —comentó al azar mientras volvía a descolgarse la mochila para apoyarla en el suelo. Dicha tarea parecía ser una rutina común en la joven, aunque no parecía fácil dado el peso de la misma. Como si nada, sacó un par de pequeños y finos destornilladores que se guardó en el bolsillo—. Si logro entrar, creo que podré abrirla —La miró como si fuera lo más normal del mundo—. A no ser que tengas algo en contra de entrar a lugares públicos de forma poco ortodoxa, claro —Le guiñó un ojo. De repente, al volver a mirar al tablero de cámaras, dio un respingo y se llevó una mano al pecho— ¡Santo Cieeeelo! Ira se volvió bruscamente a mirar detrás, a las rejas que habían dejado como una parte del pasado. Una mujer los saludaba amistosamente. Señaló de forma repetitiva la garita y luego hizo un par de señas que Ira tardó en descifrar. —Ohh, ya veo. Sostenme un poco la mochila, Ben. Debemos abrirle a esa chica, dudo que pueda pasar por encima de la cerca con el yeso que lleva en la pata izquierda. En efecto, la recién llegada al otro lado, asintió y le hizo más señas a Bernadetta. Su lenguaje de señas era rápido y fluido. Laureen sigue sin contestar. Antonio comienza a presentar un tic característico del gen familiar débil a las situaciones de estrés: Rascarse la oreja con insistencia. Lo saludan desde atrás con desinteresado ademan y el guía se vuelve. Es un hombre. Los otros tres participantes han sido presentados, jugadores. El último es el que tiene como imagen de perfil
[OPCIÓN A]
[OPCIÓN B]
[OPCIÓN C]
JUGADORES, ¿HAN ELEGIDO YA?
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nit
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Post by nit on Jan 19, 2016 4:09:28 GMT
(La b no se ve D: no puedo escoger XD Milly TT.TT Lo siento mucho, muchísimo, yo no quería, lo siento T.T XD)
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Milly
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Post by Milly on Jan 19, 2016 19:01:46 GMT
((Escoge cualquiera, Nit, cualquieraaaaaa! *se arranca el cabello*))
Maicon se dejó caer en el asiento del copiloto, agotado. Y como para no perder la costumbre, fue a soltar otra maldición, frotando el vidrio empañado para observar desesperado la inevitable retirada de la ambulancia. Por si acaso, volvió a echar un vistazo a los asientos traseros, pero ya no había nadie ahí. En cambio, ante el volante un cadáver le hacía silenciosa compañía.
¿Qué se suponía que debía hacer ahora? La lógica le dictaba que debía hacerse cargo del cuerpo, no fuera cosa de que lo inculparan por asesinato o algo parecido. Además, no podía dejarlo tirado en medio de un atochamiento. Habría sido inhumano. —Claro, adelante, pongámonos de acuerdo todas las fuerzas de la naturaleza para hacer que Maicon tenga el peor día de la historia del mundo —murmuraba entre dientes, de mal humor mientras movía con cuidado el cuerpo del hombretón al asiento del copiloto y se hacía con el manubrio. Contuvo un estremecimiento—. A él no le importará, claro, es solo un chico. Vamos, vamos a divertirnos un poco a costa suya, y si hay suerte, podremos asustarlo un poco. ¡Pues no les tengo miedo! —rugió al final, furioso.
Todavía pensaba en la advertencia del hombre. ¿Era posible que se hubiera referido al encuentro de esa tarde? Lo que fuera que hubiera querido decir, Maicon no tenía intenciones de hacerle caso, no sin explicaciones de por medio. La prohibición no había hecho más que alimentar su curiosidad, ¿quiénes habían enviado al pobre sujeto de vuelta y por qué? Había un único lugar donde podría encontrar la respuesta a sus interrogantes y se presentaría en él sin falta. Pero el cadáver estaba primero. Lo llevaría al hospital de todas formas. Ahí podrían realizar las primeras preparaciones póstumas, contactarían con la familia, etc. Él no tenía tiempo para eso ahora.
Intentó abrirse paso por el camino abierto por la ambulancia antes que se cerrara por completo.
((OPCIÓN A))
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bachi
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Post by bachi on Jan 19, 2016 21:24:06 GMT
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nit
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Post by nit on Jan 19, 2016 22:01:56 GMT
((OPCIÓN B *Sigue sin verla pero ya no le importa* xD))
Bubu miraba, junto a la joven del yeso y la furgoneta desgastada, fijamente a Benedetta que le devolvía la mirada ceñuda pues la conversación entre ambos era fluida incluso durmiendo. Él intentaba hacerla recapacitar, decirle que aquello era una locura y ella le contestaba que si había llegado hasta ahí, podían llegar más y más lejos aún. Y que se molestasen los... los... los... Bubu rodó los ojos y fue a encerrarse en la furgoneta cuando recordó la señorita, el cómo hablaba para hablarle de la misma forma -era una caja de sorpresas- e indicarle que podía montarse que él la entraría al interior y la llevaría donde ella quisiera y que Ben se enfrentase a sus Lua -o espíritus familiares cuando estos se enterasen, sino no lo habían hecho ya.
De mientras, la propia Benedetta sostenía la mochila ajena pensando en qué llevaría esa muchacha allí dentro que pesara tanto.
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bachi
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Post by bachi on Jan 25, 2016 6:59:24 GMT
((Damn it > :C Bueno, te cuento, elegiste la sombra de un pescador al atardecer 8 D)) Dado que ambas han elegido opciones distintas y habiéndoles explicado con anterioridad que, en caso de que se dieran tres opciones a elegir y siendo que son sólo dos participantes, el desempate quedaría en manos del juego, así será en ésta oportunidad. Pero nunca habrá dos veces iguales. El juego podrá optar por favorecer a la elección de un jugador u otro, desestimar ambas, proponer una cuarta o interpretar la elección a su gusto... Y decirlo o no. Por supuesto que esto no tiene que desalentarlas a volverlo a hacer en un futuro próximo. Si son temerarias y no tienen nada que perder, bienaventuradas sean.Jugadores, nos complace anunciarles que han descartado un sospechoso en su lista de futuros enemigos. Cómo y quién será desvelado a medida avancemos. De ahora en más, ESTAD ATENTOS. Pues se irán soltando pequeñas pistas (si no lo hemos hecho ya) sobre aquellos que no son de fiar y aquellos con quienes pueden contar. O no. O todos serán enemigos de ahora en más y su destrucción será inevitable HA HA HA. No deben temer a la oscuridad, estaré al otro lado guiándolos, pues en ella las sombras y mentiras pululan. Certeros serán los senderos por donde los guíe.
Seré su escudo brillante, una espada certera y, ante todo, una brújula guía.Apenas Benedetta se lo preguntó, Ira ya volvía a tener entre sus manos el pesado trasto y, como una fiel coraza de tortuga, con lenta parsimonia se colgó la mochila en la espalda. La chica le sonrió, le dio unas palmaditas en el hombro y caminó hacia la entrada, donde la reja como por arte de magia comenzaba a deslizarse. —¡Bienvenida! —saludó la chica, llevándose ambas manos a la boca y modulando exageradamente. La mujer puso los ojos en blanco, divertida y se señaló la cabeza: "Puedo entenderte perfectamente, no soy estúpida". Ira en seguida sacó la lengua y se mordió la punta, mientras se rascaba incómodamente entre las coletas. Con algo de dificultad, caminando como si tuviera una pata de palo, la mujer sorteó los rieles de la reja en movimiento y se acercó al pequeño grupo de dos integrantes. Antes de que pudieran decir absolutamente nada, las detuvo con una mano y sacó una libreta de la cartera que tenía a un costado junto con un lápiz de punta afilada. A simple vista, casi podía tener la apariencia de una maestra jardinera: Con su ancha vincha roja de tela echándole el cabello largo y castaño hacia atrás, un morral de colores tierra y unos pantalones pescadores acompañados de ojotas, pero la camiseta transparente amarilla que dejaba ver un sostén blanco bien provisto y el tatuaje de un extraño símbolo en la pantorrilla a la vista probablemente indicaban más cosas que una simple maestra. Cuando hubo terminado de escribir, la mujer le pasó la libreta a Ben. Ira se asomó para leer. "¡Hola! Soy Marga. ¿Vienen por la reunión de las tres? ¿Estamos tarde? ¡Un gusto!" —¡Oh oh! Esto es emocionante —asintió Ira—. Mi nombre es Irasema, pero puedes decirme Ira. Y ella es Benedetta, pero puedes decirle Ben. Sí, de hecho estamos algo retrasadas ahora que lo dices —Disimuladamente se colocó detrás de ambas mujeres y comenzó a arrearlas, empujarlas hacia delante—, ¿les importa si seguimos...? ¿Sí, Marga? La mujer señaló de forma repetitiva la reja que permanecía abierta y la chica exclamó: —¡Ah! Por eso no te preocupes. Seguro que van a llegar otros más tarde que nosotros y van a necesitarlo —Se encogió de hombros y señaló, dando pequeños saltitos, la calle interior de la ciudad que tenían delante—. Ahora, ¿qué les parece eso de seguir, eh? Mientras el hombre que tenía al lado no dejaba de hablar, Antonio apresuraba el paso. Por dentro todo le dolía. El alma, el quinto chackra y el tercer ojo. Por supuesto que eran puras boberías, pero de haber estado allí, Laureen le habría dicho eso exactamente... Y hablando de Laureen ¡¿DÓNDE DEMONIOS SE HABÍA METIDO ESA CONDENADA MUJERZUELA?! Si se había quedado charlando con su instructora de pilates de nuevo por teléfono, la mataría. Es mujer no podía dejar de pensar en ligar una puta vez en su... Y de repente las vio y fue su salvación. —¡EH! —exclamó y el sujeto a su lado pegó un sobresalto que, en otras circunstancias, lo habría hecho reír endiabladamente. Tres bellos especímenes femeninos caminaban hacia ellos y "bellos" porque Antonio había pensado que iba a estar solo en eso por un momento hasta que las vio. Cuando las alcanzó, casi en una corrida maratónica, se apoyó en sus rodillas para retomar aire. Aún cuando quiso hablar, sus mejillas seguían algo rojas, pero mantuvo una expresión adusta y honorable, como si nada de eso hubiera sucedido. —Si mal no me equivoco —Ira interrumpió el posible discurso del sujeto con un inoportuno carraspeo—, tú debes ser Antonio. —En efecto —Se acomodó los lentes y sacó el celular del bolsillo de su morral—. Así que entonces ustedes son parte del grupo que esperábamos. Marga sonrió con una sonrisa y asintió. —Bien. Tomaré lista si no les molesta —Mientras deslizaba el dedo por la pantalla del aparatito, fruncía el ceño—. Sino les molesta, mientras los nombre, les pediré algún tipo de identificación para poder comprobar su identidad. Les pasaré un formulario que deberán leer y firma al final en tanto chequeo sus datos. Mientras Ira volvía a dejar la mochila en el suelo para rebuscar entre sus cosas, Marga le tendía a Antonio su carnet de conducir y un papelito en el cual le explicaba lo de su pierna. Antonio enarcó una ceja. —Ah, ¿si? Bueno pues... No creo que sea un problema. Es decir, no haremos nada muy arriesgado. —¿Y para qué es ese formulario? —preguntó la chica mientras le pasaba su documento. Sin mirarla, Antonio lo recibió. —Pues porque lo que haremos no será del todo... seguro. A ver. De momento quedamos todos así entonces... ¡Ah! Lo olvidaba. Jorman, ¿por qué no te presentas? El chico rió. —Creo que acabas de hacerlo, Antonio, pero bueno. Las saludó. Llevaba zapatillas deportivas, unas bermudas con coloridas flores hawaianas y una camiseta blanca a la cual parecía que le habían arrancado las mangas y, a pesar del calor, un gorrito de tela que aplastaba una marea de rulos negros bien definidos. El color de su piel estaba entre el tostado y el caramelo, pero parecía no querer definirse. Unos ojos marrón claros observaban desde abajo de unas cejas tupidas y se rascaba tímidamente una barba casual de algunas semanas. Cuando Antonio hubo terminado el conteo, la lista de participantes quedó de la siguiente manera: Benedetta Argletti. Marga Johns. Jorman Máximo Seyda. Irasema Albertina Souza. —Eso nos dejaría con Maicon Diogo Gomes Oliveira y mi compañera, Laureen Lee Adams, ausentes de momento —analizó Antonio fijándose por última vez en la lista que tenía entre las manos. Levantó la vista y, dado que los demás se habían acomodado frente a él, hizo que se volvieran a ver. Antonio volvió a desbloquear el celular mientras asentía—. Bueno, no. Tendré que corregirme. Eso nos dejaría con mi compañera de momento ausente, porque sino me equivoco, aquel que viene allá es Maicon. LA SEGUNDA PISTA HA SIDO DADA, JUGADORES ¿PODRÁN RESOLVER EL ACERTIJO? AH, SÍ. LO OLVIDABA ¿CUÁL ERA LA PRIMERA? ¡AH! CLARO, TONTERÍAS NUESTRAS... ¿PUEDEN DECIRNOS QUÉ REPRESENTAN LAS IMÁGENES ANTES EXPUESTAS? ((Pueden charlarlo tranquilamente por acá en los mismos posts que hagan, aparte, entre paréntesis, como plazcan 8 D Intentaré hacérselos más difíciles a medida avancemos!))
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Milly
ultra nerd
Posts: 131
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Post by Milly on Jan 26, 2016 22:48:43 GMT
((¿Más difíciles? ¡Pero Bachi, ni siquiera voy a poder resolver el primer acertijo! T.T))
Maicon arrastraba los pies sin entusiasmo, y cada paso lo llevaba más cerca del pequeño grupo reunido. Los había divisado desde lejos igual que ellos a él, pero había sido la cercanía lo que le había permitido estudiar a cada uno con detenimiento. Una parte de él se había sentido decepcionada. Ninguno de ellos, con la posible excepción del tipo que llevaba el teléfono celular el la mano, aparentaba la seriedad y el profesionalismo que Gomes había esperado encontrarse. Pero se dijo que no los juzgaría, ni a las bermudas floreadas del chico, ni al yeso de la mujer hippie, ni la evidente juventud de la chiquilla de coletas, ni el cabello revuelto de la pelirroja. No los juzgaría, porque estaba seguro que él mismo presentaba una apariencia deprimente, con el pantalón de vestir sucio de tierra, la camisa manga corta empapada de sudor y el cabello negro rizado tan revuelto como un nido de pájaros. —Lamento la demora —dijo una vez estuvo junto al resto. No intentó ser amable, ni divertido... ni nada en absoluto. Quería que ese condenado día terminase de una buena vez. Inclinó la cabeza en señal de saludo general.
((Pues a ver... antes decía que las imágenes eran del perfil del tercer participante presentado, que tendría que ser Jorman. O al menos eso entendí yo xD. Suponiendo que fuera así, las imágenes harían alusión a las características del personaje, tal vez su ocupación... ¿o la naturaleza de su personalidad? ¿Algo así como, distraído, tranquilo o malvado? Al menos eso me haría pensar que al elegir las opciones A Y B lo hemos descartado como enemigo, porque la última imagen me daba muy mala espina. ¿O no? ¿O sí? DDDD: No sé, estoy haciendo el ridículo T.T))
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