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Post by nit on Sept 21, 2016 10:54:07 GMT
UNA HISTORIA DE UNA TERAPIA
Enar y Helda eran una pareja de noruegos que, por cuestiones económicas principalmente, habían ido a Abu Dabi a trabajar para la familia Manzur como criados en la lujosa casa que estos ostentaban. Los Manzur ya contaban con un hijo mayor y una hija de unos 6 años de edad así que cuando la pareja de noruegos empezó a trabajar para ellos la casa ya tenía calidez. Mientras Enar se fue a trabajar el jardín, Helda se ocupó de ver crecer a la pequeña Zaida como criada personal además de hacerle de nana. Unos tres años más tarde nacería la pequeña Francis en una habitación de la enorme casa auspiciada por dos criadas que ya habían en la casa. Helda siguió criando y cuidado a Zaida mientras que la pequeña Fran recibía atenciones de todos lados y eran sus propios padres quienes la educaban y enseñaban a leer, escribir, contar, sumar, restar, multiplicar, dividir, noruego y árabe. Aún a pesar de la situación de sus padres pudo acceder a una escuela para poder formarse aunque allá a los 12 años, todo empezó a cambiar. Se escuchaban campanas de boda ya que el Señor Manzur iba a casar a su hija Zaida con el primogénito de la familia Jafar.
Que poco sabía entonces que su vida se convertiría en un infierno, aún más infierno del que había vivido hasta el momento.
Esclava
Cuando la boda finalizó Francis se vio obligada a ir tras su Señora Zaida para cuidarla allá pero la realidad fue muy diferente pues Omar Jafar, el padre del novio y Señor de la familia Jafar -un gran Jeque subido en el petrodolar-, la reclutó para su cuidado personal alegando que la anterior se había vuelto una chacha vieja que ya no limpiaba bien. Tuvo que ponerse a trabajar para él encargándose de la limpieza de su enorme habitación a la par que atendía a Zaida siempre que podía. Fueron justamente esos años en los que Francis y Zaida estrecharon lazos y se hicieron algo así como confidentes la una de la otra, ambas compartían los rigores de sus vidas y el infierno que cada una de las dos cruzaba a su manera pues vivir en Los Emiratos Árabes unidos no era fácil para una mujer. Además de atender a Omar Jafar y a Zaida, había mujeres en su misma situación que le enseñaron a bailar la danza del vientre además de ir inculcándole artes amatorias y, aunque ella no entendía porqué debía saber eso, agachaba la cabeza y aprendía pues no quería ser castigada. La vida no era fácil para nada y menos la de una chica como ella que había perdido todo valor como persona, a la mínima que hacía algo mal era duramente reprendida y, ante el mínimo atisbo de huida, castigada a los golpes. Pronto pasó de una chica jovial a ser alguien sumiso que obedecía sin rechistar y agachaba la cabeza más de la cuenta.
Cuando finalmente cumplió los 17 años todo cambió de la noche a la mañana. De repente le dijeron que no debía limpiar, sino que debía depilarse de la cabeza a los pies, perfumarse, cortarse perfectamente las uñas, arreglarse el pelo... Ante tanto agasajo, Francis preguntó que qué ocurría pero nadie le dijo nada sino que luego de arreglarla empezaron a vestirla con suaves ropajes para luego dejarla en una habitación pequeña con una sola cama. Le dieron de comer y finalmente la acompañaron a una habitación suntuosa donde la dejaron... Si hubiera sabido qué ocurriría a continuación, habría huido, seguramente. Aquella fue la peor noche de su vida pero no la última. A partir de entonces a sus atosigantes obligaciones se le unió complacer en la cama a Omar Jafar, y sin rechistar. Se llevó más castigos y aquello a llevó a querer abandonar aquella mansión de lujo para siempre pero no llegó muy lejos y el resultado fue un nuevo castigo mucho más severo que incluyó latigazos de los cuales solo uno quedó como cicatriz cruzándole la espalda en diagonal y fue la propia Zaida quien intervino para que la curasen los mismos. Si antes habían sido unidas, ahora su unión perduró hasta la actualidad. Con cada nueva noche que pasaba en aquella enorme cama temía despertar embarazada así que Zaida empezó a pasarle un remedio para permanecer esteril y ella se lo agradeció mitigándose aquel miedo atroz a que la obligasen a abortar. Quizás infundado pero no quería que ningún niño viviera lo que ella había vivido.
Con el tiempo aprendió a vivir aquella situación y el infierno se volvió rutina aún cuando Zaida se había ido a vivir junto a su esposo a otra parte de los Emiratos Árabes y ella había quedado atrás al cuidado de Omar. A pesar de no parar nunca empezó a acusar la ausencia de la que hasta el momento había sido su confidente más leal y fiel así que ahora debía tragar y encima, callar porque no la tenía salvo los días en los que iban a comer que ambas aprovechaban cualquier excusa para ponerse al día, chismosear y darse consejos; junto a Zaida volvía a sentirse persona y fue en una de esas charlas clandestinas en las que la propia Zaida le confesó que esa unión era para agradecer de alguna forma que Helda -la madre de Francis- la hubiera cuidado toda la vida, era su forma de devolverle tantos años de cuidados y tantos años de haber sido como una madre y ambas, lloraron hasta que se quedaron sin lágrimas. Después de un año y algo Zaida apareció con un hijo y, aunque pidió que Francis fuera con ella para ayudarla a cuidar al niño, Omar se opuso completamente y nuestra protagonista sintió que su segunda oportunidad de ser libre se le escapaba de las manos como arena entre los dedos. Con el paso de los años la salud de Omar había ido empeorando pero aún se mantenía fuerte y vigoroso para poder pasar la noche junto a su amante esclava hasta que, un ataque al corazón, se lo llevó por delante.
Cambios, libre
Tenía 25 años cuando desperté en aquella habitación de un hotel, sola y sin saber donde estaba, asustada... hasta que ella, Rose Ford apareció en mi campo de visión...
-Buen... -Se mantenía alejada de mí porque yo estaba realmente asustada. -¿Dónde está mi Amo? ¿Dónde estoy? ¿Quién es usted? ¿Qué hago aquí? -lágrimas adornaban mi mirada. -Ssshhh, tranquila -se acercó algunos pasos más a mí. En ese entonces no me daba cuenta pero su sola presencia me tranquilizaba, sabía como crear un ambiente agradable con su sola presencia. -Ya no tienes Amo, eres libre. -Recortó la distancia que nos separaba solo para darme un sobre que abrí con miedo. En su interior había una carta pero lo más importante, mi pasaporte actualizado el cual no debería renovar hasta pasados unos años. Miré a la mujer que se había alejado de nuevo para luego mirar el pasaporte, analizarlo... y sin saber porqué, rompí a llorar, a llorar de alegría, incredulidad de que aquella pesadilla hubiera terminado.
... y se convirtió en la segunda persona más importante de mi vida. Ella, junto a su esposo James, me llevaron a vivir a los Alpes Suizos, a un pequeño pueblecillo rodeado de montañas y con un río que corría siempre con abundante agua fresca... Ambos me ayudaron a ser de nuevo quien soy hoy en día, quien era antes de caer en las garras de Omar Jafar.
Rose y James eran dos terapeutas que habían salido del cuerpo de policia y que llevaban muchos años trabajando con personas -sobretodo chicas pero también habían chicos-, que habían sido vejadas y deshumanizadas ya fuera por la trata de blancas o el comercio injusto que usaba la mano de obra barata de los niños para abaratar -valga la redundancia- los costes del producto. Aunque durante su juventud se habían dedicado a ser parte de una maquinaría que intentaba liberar a los niños de la esclavitud y de las guerras -niños soldado-, hacia 1994 hacía un par de años que se habían retirado de la primera línea de fuego y se dedicaban a reinsertar, junto a un grupo de terapeutas psicólogos como ellos, a todos aquellos niños y niñas que eran sacados de la esclavitud para poder ser personas como tu y yo. Y así fue como entraron en la vida de Francis Gjertsen pero primero debemos aclarar algo... ¿cómo llego a ella a las manos de ellos?
Sharik Jafar, el hijo primogénito de Omar Jafar, tras la muerte de su padre, había buscado los papeles de Francis, esos papeles que atestiguaban quien era ella para meterlos en un sobre -ese que había dejado junto a la dormida Francis en una cama de un hotel cualquiera-, para luego ordenarle a la propia Gjertsen que debía acompañarle a un hotel para que le sirviera cómo le había servido en sus tiempos al propio Omar. Hizo una pequeña maleta con las escasas pertenencias con las que contaba y se fue con él. Nunca se imaginó que tres días después, estaría viajando hacía la frontera con un pasaporte falso... ¿Por qué Sharik la liberó siendo como era ella una esclava? ¿Por qué tomarse la molestia de hacerlo cuando valía mucho menos que una mota de polvo? Por Zaida. Aquella joven que se había convertido en la tabla a la que se había aferrado tanto tiempo nuestra protagonista... aunque había una cláusula. "Yo la libero pero tú la olvidas, no te permitiré ni tan siquiera pensar en ella, mucho menos recordarla. Retira ahora mismo todas las fotografías que tengas de ella o no lo haré". Había sido el propio Sharik quien se había puesto en contacto con la policia suiza con el fin de informarles de la situación que atravesaba Francis. Así es como Rose y James encontraron a Francis y como decidieron que, en un inicio, sería mejor que solo viera a Rose para no asustarla más de lo que ya estaría.
El viaje fue largo y penoso y la temblorosa y miedica Francis, que lo miraba todo con ojos asustados, no dejó que Rose la soltase en ningún momento, iban las dos abrazadas y si una necesitaba ir al baño, iban las dos. Por aquel entonces aún miraba recelosa a James, no le conocía así que no sabía ni conocía las intenciones que él llevaba ni si la iban a engañar y llevarla a una pesadilla aún peor. El vuelo pasó mejor con una biodramina en el estómago y los ojos cerrados para, al fin, dormir tranquila por primera vez en años. Cuando llegaron a Berna volvió a apretarse a Rose porque, por nada del mundo querían que las separasen y solo, única y exclusivamente, cuando estuvieron frente a las cintas que devolvían las maletas a los viajeros, empezó a creerse mínimamente que su pesadilla había terminado, pero no el calvario de los papeles, suerte que eran parte de la policia y con contactos consiguieron un visado provisional para la joven mientras seguían peleando para lograr darle una identidad que le devolviera el honor como persona hecha y derecha. Cuando llegaron al pueblo alpino, dejaron que fuera ella la que explorara cada centímetro de lo que veía: la casa estaba envuelta en un manto verde por todos lados, era de madera, acogedora y con el techo de pizarra a dos aguas... y con solo aquel paisaje desconocido para ella, es que empezó realmente su terapia.
La terapia fue larga y lenta, lo que más trabajaron fue el hecho de que Francis apenas sí se valoraba como ser humano, apenas sí tenía autoestima así que, además de eliminar todos los hábitos que había adquirido como esclava, ayudaron a reafirmar el hecho de que era un ser totalmente independiente. En ello también ayudó Kurl, un boyero de Berna que quedó a su único cuidado. Entre los tres lograron hacer de aquella chica que temblaba y pedía perdón por todo, una gran mujer hecha y derecha aunque la confianza en los demás fue algo que costo mucho más trabajar, sobretodo la que dirigía hacía los hombres; sin embargo, poco a poco, con constancia y dedicación, lograron pasar de aquel pueblecillo alpino a Berna donde Francis estudió y se sacó la prueba de acceso a la universidad para estudiar aquello que tanto quería, psicología, carrera que terminó con casi 31 años. A pesar de que era una chica con inseguridades acerca de los hombres y con muchos miedos por la incertidumbre del futuro, ellos la animaron a independizarse -vivir en un apartamento al lado del piso en Berna- para que empezara a tomar las riendas de su vida poco a poco. Sin darse cuenta empezó a preguntar cómo se cocinaba, como se lavaba y como se abría una cuenta bancaria con el fin de poder abrir su propio centro de psicología aunque le aconsejaron que fuera poco a poco y no quisiera abarcar multiples cosas a la vez.
Un día, tras hablarlo largo y tendido con Rose y James, se acercó a la Comisaría de Policia y explicó a grandes rasgos su caso para luego ofrecer su ayuda para tratar temas como esos. El policia la miró a los ojos y finalmente, tras un largo silencio, llamó a un número y, tras colgar, la volvió a mirar diciéndole que en una semana debería personarse en una dirección que le otorgó. Francis lo agradeció y a la semana estaba en aquella dirección donde la entrevistaron y, esa vez, ella se sintió más segura pues era una mujer y tanto Rose como James estaban para apoyarla y contar su parte de la historia. La policia se quedó sorprendida al saber todo lo que había vivido Francis además de la forma en la que fue liberada, enseguida la aceptó. Fue a los meses que estaba en aquel lugar trabajando en un caso especial cuando pidió permiso a su superiora -quien la había entrevistado el primer día- para buscar a sus padres y esta accedió a colaborar y orientarla así fue como, medio mes más tarde, Francis se abrazaba de nuevo a sus padres, a aquellos que no veía desde que tenía 11 años. No fue sola allá, la acompañaron Rose y James porque tenía muchas ganas de presentarles. El resto es historia pues acaba de llegar a Mónaco ya dada de alta completamente de la terapia -aunque hay miedos e inseguridades que tardará mucho más en superar- y con ganas de comerse el mundo, con ganas de ayudar no solo a personas que puedan estar en riesgo de caer en la esclavitud sino también a personas cuya vida a todos nos pueda parecer normal y aburrida...
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Post by nit on Sept 21, 2016 10:55:05 GMT
COMIENZOS
(...) Cuando llegaron al pueblo alpino, dejaron que fuera ella la que explorara cada centímetro de lo que veía: la casa estaba envuelta en un manto verde por todos lados, era de madera, acogedora y con el techo de pizarra a dos aguas (...)
Tanto James como Rose aguardaron junto al coche a ver cuáles eran las reacciones de Francis ante ese sitio desconocido una vez hubo bajado del coche. No dijeron nada, simplemente, aguardaron. La paciencia, en los primeros días, era esencial pues debían dejarle lugar a ser ella misma, debían dejar que volviera a acostumbrarse al simple, llano y dificultoso hábito de tomar decisiones. Pero mientras la joven de 24 años titubeaba entre dar sus primeros pasos y explorar aquello o agacharse y rozar la fresca hierba con la mano la puerta se abrió y un enorme perro de manchas principalmente anaranjadas, negras y blancas salió disparado en busca de James a quien apoyó las piernas delanteras en el torso, moviendo la cola nervioso y con la lengua atestiguaba lo feliz que estaba.
Dio un respingo súbito y se pegó a Rose quien se veía libre, por el momento, del ataque feroz de ese perro con quien James jugaba, a quien James acariciaba... -No te preocupes -sonrío Rose-, es Kurl, un boyero de Berna. Es un perro pacífico.-Trataba de tranquilizarla acariciándole el cabello algo maltratado. -Ya habéis llegado...-una voz totalmente desconocida se abrió paso entre el susto que llevaba y sus ojos se fijaron en quien era la dueña de dicha interrupción a lo que se pegó más a Rose ante el desconocimiento. Era claro en quien confiaba más, no? -Y ella es Allegra, una vecina del pueblo, Francis. Ha estado cuidando a Kurl desde que fuimos a por ti.-La voz pausada, tranquila y pacífica hacían mella en el nerviosismo evidente de Francis así que lentamente se soltó un poco de aquel pilar y volteó a mirar a la señora de unos 70 años, rostro afable y bondadoso, lo que causó que se relajara más. -Bueno, veo que estáis todos bien -comentó-, iré ya a mi casa, Eric se alegrará de saber que habéis vuelto. -Muchas gracias por cuidar a Kurl, Allegra.-Agradeció James haciendo uso de su vozarrón de hombre contratenor. -No ha sido nada. Y a ver si conocemos pronto a esa jovencita...-sonrío ya en la acera, encarada en dirección a su casa. -Iré a dar una vuelta a Kurl por aquí cerca, acomodáos a vuestro aire.-Guiñó un ojo y luego se marchó por ahí con aquel perrote enorme.
Cuando finalmente la tranquilidad regresó al lugar Francis miró a Rose y luego miró el interior de la casa -pues la puerta estaba entreabierta- y regresó su atención al vehículo tras ellos para finalmente soltar a Rose, agacharse, desatarse las zapatillas, quitarse los calcetines y andar descalza por la hierba, absorbiendo las nuevas, y maravillosas, sensaciones que aquello le producía. La felicidad de Rose no pudo ser mayor pues los ojos de Francis brillaban, aunque sabía que solo sería por momentos, de auténtico gozo. -... entremos las maletas, Rose -propuso, sobresaltándola pues no esperaba que hablara tan pronto. -Eehh... vale, sí, entrémoslas. -Abrió el maletero y notó como Francis, recelosa de todo y de todos, aferró con fuerza su pequeña maleta y se la colgó del hombro, agarrándola con las dos manos y Rose no pudo por menos que recordar la ansiedad con la que la propia Gjertsen había aguardado a la salida de las maletas por la cinta. Recogió las zapatillas y los calcetines del suelo para luego tendérselo a Francis quien los aferró con la misma ansiedad con la que aferraba la pequeña maleta, en realidad, una bolsa de deportes. -¿No me dejaréis aquí? -preguntó una vez frente a la puerta, sin entrar. -No. -¿No me llevaréis a ningún otro sitio? -No. -Se volteó y la miró.-Nunca. Francis...-posó sus manos sobre los hombros de la joven mirándola a los ojos apagados, de nuevo apagados.-Eres libre, ¿sí? James y yo vamos a ayudarte a volver a ser cómo eras, luego podrás volar con tus propias alas, ser libre del todo. Vivir la vida que mereces vivir porque mereces ser feliz. ¿Está claro? -Y, aunque recibió un asentimiento, supo que tendrían mucho camino por delante.
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Post by nit on Sept 21, 2016 12:45:28 GMT
COMIENZOS II
Y de la puerta pasamos al interior de la casa ahora silenciosa. La cocina, el comedor, el salón, un baño, las escaleras, las habitaciones... y la habitación donde estaría todo el tiempo que durase la terapia: su habitación. Grande, luminosa -la más luminosa de la casa-, espaciosa, con techo inclinado hacía abajo casi tocando el suelo, con un enorme armario, una puerta que daba a un baño privado y... lo que más fascinó a Francis, casi más que el hecho de sostener las zapatillas: La terraza. La enorme terraza que hacía la vez de techumbre para la terraza inferior, la que daba al salón. Se quedó largo rato admirando la panorámica desde ahí arriba, escuchando los sonidos, el silencio, respirando aire puro. Cerró sus ojos y silenciosamente Rose se apartó para darle intimidad, para que supiera desde ya que su espacio vital no volvería a ser invadido de nuevo en contra de su voluntad.
Cuando volteó después de un tiempo indefinido, había una pequeña sonrisa en su rostro y la paz parecía brillar en cada poro de su piel. No habló, pero su tranquilidad, la ausencia de miedo, hablaba por ella. No rompió la distancia, se encontraba cómoda con la que tenían hasta que algo la hizo mutar de nuevo, los recuerdos y la necesidad que sentía de ducharse. De sentirse limpia, de sentirse bien por fuera tanto como se sentía ahora por dentro... Accedió al interior y escondiéndose en la pared soltó las zapatillas que había llevado en la mano hasta el momento y luego se quitó la pequeña bolsa de deporte para lanzarla lejos, casi con asco. Acciones que sorprendieron a Rose pero, cuando Gjertsen intentó arrancarse la ropa de encima, entendió; se acercó a paso lento a ella, la agarró de las manos y, sin perder el contacto con la mirada de ella, la ayudó a desnudarse, luego corrió las cortinas y le tendió la mano.-¿Te acompaño? -a lo que Francis asintió así que agarró la mano de Rose y la siguió hasta el baño donde, una vez dentro, cerró con pestillo y se abrazó a sí misma.
-¿Te sentirás más segura si cierro la otra puerta también con pestillo? -le preguntó sin perderle la vista, sin perder la paciencia y la paz. Solo un asentimiento y se volteó para abrir la puerta del baño lentamente- estamos solas -recordó- no hay nadie aquí aparte de tu y yo...- abrío, salió, cerró y cerró la puerta de la habitación con pestillo y luego regresó asomando su cabeza a la puerta primero y luego abriéndola para pasar dentro y cerrar con pestillo.-¿Lo ves? Estamos solas. Nadie te molestará ya, ¿vale? ¿Te ayudo con la ropa interior? -pero solo recibió una negación y lentamente las manos de Francis fueron al broche y, al soltarlo, se lo quitó para luego, una vez desnuda, entrar en la bañera. El agua no estaba hasta arriba pero casi y ella se sumergió toda para luego salir y empezar a frotarse, nerviosa y fuerte, muy fuerte. -Ssshhh... Sshhhh...-trataba de tranquilizarla Rose- shhh, sshhh, sshhh, shhh... -mientras le tiraba agua a la cabeza. Luego le mostró el champú y una esponja para empezar a pasársela por los hombros, poco a poco, se fue relajando, poco a poco, fue confiando ligeramente más en Rose. En ningún momento Francis había permitido que le vieran la espalda pero Rose tampoco se lo pidió. Cuando terminó el baño, la ayudó a secarse y, tras eso, aún envuelta en toalla, la abrazó para tranquilizarla y, nuestra protagonista, empezó a llorar.
(...)
-¡¡Ya sé qué haremos de cenar!! -fue el vozarrón desde abajo de James- ¿¡alguien quiere pizza?! -gritó asomado a las escaleras, no subiría arriba, no hasta que Rose dijera lo contrario. Francis, con pijama y sentada en la cama mientras dejaba que Rose la peinase y la mimase, se separó y miró a aquella mujer castaña y esta sonrío. -¿Quieres bajar a ayudar? -le preguntó, esperando que la respuesta fuera positiva de su parte. Además, debería tener hambre.-Seguro eres buena pinche.-Aseguró. -... vamos.-Y ambas se levantaron para ir a la puerta, abrirla y bajar abajo donde Kurl, sorprendiendo de nuevo a Francis, se avalanzó sobre Rose quien exclamó, sorprendida. -¡¿Dónde habéis ido?! -se río- viene todo sucio -siguió acariciándolo- Kurl, eres un desastre, un desastre, sí, un desastre.-Pero Kurl fue atrás de ella, con actitud más pacífica y menos juguetona y Francis, le acarició la cabeza aunque tímida. -Creo que la ayudará bastante. -Yo también lo creo, James. También lo creo.-Francis iba vestida con ropa nueva pues había rechazado ponerse la vieja pero, aún así, no quería tirarla. Llevaba un chandal que ocultaba todo su cuerpo aunque andaba descalza con los pies enfundados en calcetines. Levantó la mirada y observó a los otros dos.-¿Qué debo hacer -dudó unos instantes-, Rose? -De momento, mira.-Y la guió a la cocina donde James agarró algo de masa algo amasada, se la llevó a la punta de un dedo y la hizo girar sin romperla. Aquello dejó atónita a Francis quien también lo intentó. Al rato, los tres andaban sucios de harina pero lo más importante es que la más joven de los tres reía a pleno pulmón. Reía sincera por las bromas que habían sucedido al inicio de sus intentos.
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Post by nit on Sept 21, 2016 12:52:18 GMT
MOMENTOS I ~
El ave volaba a ras de suelo para luego elevarse y arriba, más arriba hasta perderse en el horizonte de hojas rojas y amarillas que rodeabna la casa. El ladrido la sacó de su ensoñación y la animó a seguir camino así que corrió hasta alcanzar a Kurl quien iba al frente. Noviembre había llegado de imprevisto y con él el frío casi invernal así que habían agarrado el coche y el día anterior se habían plantado en el pueblo más grande de la zona para comprar, ahora sí, ropa de abrigo para Francis. Y ahora, lo estrenaba todo. Botas, pantalones, jersey, abrigo, guantes, gorro, bufanda,... no se había dejado nada para ponerse y ahora gozaba del tébio sol que golpeaba el lugar a esas horas de la mañana.
-Kurl, espera -quejó siguiéndole por entre los árboles que tan bien conocía-, no puedo correr tanto como tú -protestó. Llevaba unos 3 meses en la casa y solo 15 días haciéndose cargo de los menesteres de Kurl como sacarlo a pasear, lavarlo, alimentarlo y jugar con él a pesar de que, más bien parecía, que fuera él quien la sacara a ella a pasear. Se detuvo en un árbol y trató de recuperar la respiración a la par que se percató que el vaho escapaba condensado de sus labios y aquello la hizo sonreír, exhalando grandes dosis de aire solo para ver la pequeña nubecita que escapaba de su aliento. Alcanzó al perro un poco más adelante y le miró atentamente.-¿Tú también exhalas vapor? -le preguntó a lo que el perro la miró sin entender y ella sonrío. Sí, sonreía.
Cuando estaba con él casi podría decirse que olvidaba su pasado, su dolor, aunque no se trataba de ello, se trataba de que aprendiera a convivir con ello, que lo superara y lo hiciera parte suya. Pero tiempo al tiempo pues Kurl ayudaba también a que la joven Gjertsen se sintiera útil de nuevo, se sintiera dueña de sí misma y colaboraba a que la rubia tomara sus propias decisiones y aprendiera a perder el miedo a equivocarse. Ya de vuelta a la casa fueron por un camino diferente y, al salir al claro de entre los árboles, observó una pequeña montaña de hojas secas ya caídas de las cuales agarró un pequeño puñado y lo puso en la cabeza de Kurl sin saber que estaba siendo observada.
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>> Rose. 6 de Noviembre, las 9:23 de la mañana.
Aprovecho ahora que Francis está afuera paseando a Kurl para grabar este video sobre cómo avanza la terapia.
Sonríe más a menudo y eso es positivo aunque cuanto más sonríe es cuando está sola con Kurl. Creo que James aún la intimida y que es por eso que no se suelta tanto en su presencia. A pesar de ello ha logrado -en estos meses que llevamos- tolerar su presencia y ayer mismo nos sorprendió andando un pequeño trecho a su lado sin mostrar signos evidentes de rechazo, miedo, ansiedad o cualquiera de las otras reacciones que hemos ido detectando en ella. No dijo nada, simplemente andó allí pero luego se fue rápido hacía delante. Ambos nos miramos y sonreímos.
Acabo de verla jugar con Kurl y las hojas secas de detrás de la casa y he tenido la sensación de ver a una niña de 9 años allí y no la adulta que Francis debería ser. Se me ha encogido el corazón pero sé que es parte del proceso, que quizás luego todo se estabilice en ella. *Suspiro* Aún no encaja bien que haya visitas en la casa y, o bien se va a su habitación o se mantiene bien cerca de Kurl todo el tiempo; si hay un coche aparcado frente a la casa se pone nerviosa hasta que no quien baja del mismo aunque si es desconocido desconfía totalmente.
Fin de la emisión.
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Post by nit on Sept 21, 2016 12:56:01 GMT
>> James. 26 de Julio, las 16:40 de la tarde. Abu Dabi.
-Nos encontramos en nuestra habitación de hotel a la espera de que nos den las llaves de aquella habitación. Estamos bastante nerviosos pues no sabemos qué nos encontraremos ni en qué estado nos la encontraremos. Nos han informado de lo básico, de su pasado y de donde viene. Ambos estamos conversando en voz baja en la habitación sobre la manera más idónea de ingresar en la habitación para no asustarla pues seguramente ni le habrán explicado que ahora es libre. -Se pasa la mano por el rostro, bastante agobiado.- Odio a toda esta gente pero tendremos que armarnos de paciencia y bueno -mira más allá de la cámara- parece que ya tenemos la llave. Haremos próximas conexiones.-Se apaga la imagen.
>> James. 26 de Julio las 17:05 de la tarde. Abu Dabi.
-Hemos decidido que se quede ella. De lo poco que he visto a la joven he notado lo delgada que está, su pelo anda algo desaliñado y no parecía dormir a gusto, ¿quizás llevada por una pesadilla? Esto va a ser realmente duro.
>> James. 27 de Julio, las 07:45 de la mañana, Aeropuerto de Abu Dabi.
-Rose a pensado en ponerse y ponerle a ella la vestimenta típica de las mujeres para que no anden haciendo tantas preguntas. Al parecer Francis, que así se llama la chica -silencio, se escuchan ruidos de puertas y de una cadena de baño cercana, más puertas y de nuevo silencio-, no ha querido quitarse la ropa que llevaba así como tampoco se ha separado de ella desde que hemos salido del hotel dirección aquí. He venido a un lavabo del aeropuerto para explicar que el miedo que veo reflejado en los ojos de la joven me encoge el corazón. Debo volver a su lado.-Fin de la emisión.
>> James. 27 de Julio, las 18:45 de la tarde, Casa.
-Nos ha recibido Kurl y, con solo una mirada, he ido a dar una vuelta con este para que Francis empezara a acostumbrarse a su nueva vida, a que nadie más le haría nunca nada que ella no quisiera. No sé cuanto tiempo estarán las dos ahí solas o cuanto le costará a Rose que Francis se mueva por la casa o agarre confianza a su nuevo lugar. -Se rasca la cabeza y se ve a Kurl pasar por detrás olfateando.- Esta noche haré pizza, seguro le gusta además que las hago muy buenas. Solo tengo que tener paciencia, solo paciencia.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:05:43 GMT
SEGUNDO DÍA ~
La primera noche que pasó en aquella habitación de aquella casa de madera, no durmió. Tenía la puerta cerrada con pestillo pero, aún así, no se sentía segura, a salvo, teniendo un hombre viviendo en la misma planta, a una puerta de distancia. Sin embargo, hacía las 4 de la mañana el sueño y el cansancio terminaron de hacer mella y finalmente vencieron al miedo para dejarla K.O. hasta las 4 de la tarde del día siguiente, demasiadas cosas habían sucedido como para que no se notase.
-Buenas tardes -la saludó una sonriente y tranquila Rose-, ¿cómo has dormido? -le preguntó sin acercarse mucho para no invadir el espacio vital ajeno. -... bien -contestó con voz dubitativa.-He...-se atrevió a levantar la mirada unos segundos- he descansado.-Comentó. -Perfecto. ¿Tienes hambre? Queda pizza de ayer o puedo hacerte un sandwich con lo que quieras... -ofreció. -¿Dónde está él? -quiso saber mirando al comedor. -Ha ido a pasear a Kurl y al pueblo que está a un paseo de aquí. -Explicó. -Pensé que estábamos aislados. -No, no lo estamos pero preferimos comprar esta casa a las afueras del pueblo para ir dando pasos -informó, tranquila y sonrío cuando vio que Francis se sentaba en las escaleras y ella se sentó a su lado-, verás -la miró- la terapia consta de tres pasos a seguir, ¿vale? Primero nos agarrarás confianza a nosotros, luego al pueblo y finalmente nos iremos a vivir a Berna. -¿Y dejaré de tener miedo? -preguntó, mirándola. -Esto que te ha sucedido te ha marcado, Francis, pero si pones de tu parte, saldrás adelante, volverás a ser tú misma y no dejarás que nadie más te pisotee. Te dejará marcas pero te volverás a valorar como persona. Y sí, dejarás de tener miedo, Fran.
Y la joven adolescente se quedó en silencio, observando sus manos hasta que un pequeño rugido en su estómago le recordó que tenía que comer.-¿Puedo comer, Rose? -preguntó. -Por supuesto que sí, ven, veamos que hay por la nevera.-Se levantó y le ofreció la mano a lo que Francis la agarró y fue con ella a comer. Aquella crema de cacao que Rose le mostró, pues no se atrevía a tocar nada, le iluminó los ojitos apagados mientras observaba todo el proceso. Una vez lo tuvo listo, volvió a repetir la escena del día anterior en la que no se sentó hasta que así se lo indicó Rose con una sonrisa positiva en su rostro. Se sentó y empezó a comer de forma tímida, como si la avergonzara hacerlo frente a alguien que no debería verla comer... aunque todo se disipó cuando lo probó, abrió enormes los ojos y para dentro.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:10:49 GMT
SEGUNDO DÍA/SEGUNDA PARTE ~
Hacía las seis de la tarde de aquel día, un sonriente y despreocupado James regresó a casa dejando que Kurl vagara a sus anchas, aunque le detuvo cuando quiso ir arriba aunque, algo le extrañaba, ¿dónde estarían las dos mujeres de la casa? -¿Rose? -preguntó, con preocupación mirando aquí y allá a ver si veía algún rastro pero se relajó cuando la vio asomarse. -Estamos fuera, mirando el bosque desde la parte de atrás.-Le contestó.-¿Cómo ha ido el paseo? -Bien. Kurl ha corrido como un loco y ahora paga las consecuencias, eh? -le palmeo en la cabeza. -Ven aquí, Kurl -le llamó con una palmada en sus piernas a lo que el perro, manso y tranquilo, obedeció. -He tenido que arrastrarlo de vuelta. A veces pienso que lo hace a propósito y se ríe de mí.-Se acercó a Rose y le dio un beso pero se separó incómodo cuando vio a Francis observándoles, tensa, con miedo, alterada. -Bueno, subiré arriba, ¿vale? -volvió a dar un rápido beso a Rose y fue para arriba a la par que su pareja regresaba donde estaba Francis. -Está todo bien, Fran -le habló sin tocarla ni abrazarla, sentía que ella necesitaba otro tipo de relajación-, ¿quieres que vayamos fuera? -le preguntó con tranquilidad pues no se movería hasta que ella tomase una determinación.
Al rato, cuando se percató que James no bajaría a por ella ni le haría nada, decidió salir afuera y sentarse a lo que Rose le presentó a Kurl. -Kurl, ella es Francis; Francis, él es Kurl. Tócalo, vamos -la animó-, no te hará nada... -Kurl estaba tranquilo y sosegado, agotado en otras palabras, así que no ladraría ni haría nada que asustase aún más a aquella joven. Una mano se alargó pero cuando vio que movía el hocico la retiró y Rose sonrío.-Deja que te huela la mano, así conocerá tu olor... -unos segundos después Kurl dejaba que Francis le acariciara la cabeza que había posado sobre sus piernas y Rose notó como aquello relajaba a la chica rubia. Mantenían el silencio pero era cómodo entre ambas pues Fran no hablaba sino le daban permiso.
>> James.
Y aquí estamos, acostumbrándonos el uno al otro, mirándonos a los ojos, ella al suelo, yo a su rostro. Es el segundo día, aún queda mucha terapia por delante pero sé que algún día será capaz de verme y abrazarme, de tratarme con normalidad. La ducha que le dio Rose anoche le ha sentado bien y mejor le ha sentado el haber descansado, le he visto mejor cara o quizás son mis ganas de que esto funcione lo que provoca que la vea así. -Cierra los ojos y los abre al momento.- De momento Rose no podrá hacer videodiarios ya que es la que se encarga de estar junto a Francis las 24 horas del día para ayudarla en estos primeros momentos, días o semanas. No lo sé. Cada caso es tan particular. -Suspiró.- Recuerdo que Lien tardó en aceptarme pero lo hizo relativamente rápido... Le tengo que comentar a Rose que recibí un correo de ella diciéndome que va a tener un hijo y que cada vez está más feliz de ser maestra.-Sonrío, nostálgico.-Ay que ver el cariño que llegas a agarrarles. Yo ya le agarré cariño a Fran y solo es el segundo día...
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:13:38 GMT
COMIENZO DEL OTOÑO
El día se despertó helado y una tiritante Francis seguía tirada en la cama, más bien hecha ovillo, sin ganas de levantarte y enfrentarse al frío polar del exterior -o quizás es que no estaba acostumbrada al frío, pensó Rose mientras golpeaba timidamente la puerta y accedía al interior con una pequeña sonrisa burlona en los labios.
-Hace frío -protestó la menor a lo que la mayor, se río. -Solo si no te abrigas. Esta noche ha llovido y han bajado las temperaturas, es normal que haga frío pero si te duchas y te abrigas verás cómo no hace tanto frío. Mira, ven -se levantó para ir a abrir el armario y sacar de él ropa de invierno que le iría bien a Francis para luego acercarse de nuevo a la cama-, ¿prefieres ducharte o quieres vestirte ya? -y la temblorosa mano que emergió del nido tembloroso hizo reirse de nuevo a Rose. -No te burles -protestó el ovillo que empezó a moverse bajo la cama una vez tuvo la ropa pues no pensaba asomarse para cambiarse, iba a resfriarse. -No me burlo, Fran, solo me parece graciosa la situación, es diferente. -Observó el bulto e imaginándose las peripecias que realizaba la otra para cambiarse.-Debes aprender a reírte de ti misma, Fran, lo verás todo de diferente manera, ya lo verás.
Media hora más tarde, Fran se había calzado las botas de agua, el abrigo chubasquero, los guantes, la bufanda, el gorro y había salido a sentir la lluvia caer sobre su cuerpo en un alarde de valentía por su parte. Era 28 de septiembre y ya era el cuarto día que llovía de forma interrumpida en el valle donde se afincaba el pueblecillo donde estaban residiendo; a Fran la bajada de temperaturas la había pillado desprevenida y la noche anterior se había acostado con su pijama de verano y por ello era que se había mostrado con tanto frío esa mañana. James había ido a dar una vuelta con ese boyero de Berna que solo se acercaba a la más joven para recibir tímidas caricias de su parte y luego alejarse, debía entender que ahora Francis necesitaba de mucho espacio personal.
Una vez sobrepasó las escaleras cubiertas del pórtico de entrada levantó la cabeza y dejó que las gotas de agua impactaran sobre su rostro para luego andar un poco, alejándose ligeramente de la seguridad de la casa de la que apenas sí se había separado desde que había llegado. Rose la observaba con una pequeña sonrisa desde el pórtico donde estaba recostada y de brazos cruzados, feliz de ver que Fran tenía la suficiente seguridad como para querer empezar a explorar los alrededores pero sabía que solo era por la lluvia, por sentirla de alguna forma sobre ella aunque fuera abrigada y tapada de los pies a la cabeza. Y mientras aquella paz se respiraba y Fran estaba tranquila y relajada, al oir como de lejos un coche se acercaba el miedo se pudo leer en su rostro, retrocedió, se dio media vuelta y entró corriendo a la casa respirando agitada para seguir hasta su habitación donde se encerró. Resultó ser James quien había ido a comprar y aparcó el coche en el garaje para bajar la compra, se bajó del coche y se encontró con una apurada Rose que solo atinó a decirle "guárdalo tú" antes de echar a correr escaleras arriba.
Tarde.
-Francis -relajó la voz tras la puerta que no podía abrir-, solo era James que fue a comprar, no es nadie que venga a por ti, solo es James, ¿de acuerdo? Solo es él, nadie más. -¿Cómo lo sabes? -aunque en realidad le estaba queriendo decir que no confiaba en ella. -Tienes que confiar en mí, ¿vale? -le contestó, tranquila-, ¿te he mentido alguna vez? -le preguntó-, ¿pegado, amenazado? -dejó que Fran reflexionara mientras James lo iba guardando todo en su sitio. Se escuchó un discorrer de pestillo y luego unos pasos y finalmente Rose pudo entrar. -¿Quieres hablar? -le preguntó a lo que recibió una negativa por parte de Gjertsen-, ¿quieres volver a salir? -una nueva negativa-, ¿quieres que te ayude a quitarte eso? -y una afirmación. Era la forma que tenía la chica noruega de pedir que la abrazaran y la mimaran, normalmente actuaba así tras un susto como ese.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:17:43 GMT
NACIONALIDAD
Era noche cerrada, la hora en la que la pequeña familia se reunía alrededor de la mesa para cenar y hablar de cómo había ido el día haciendo participe de la charla a la propia Francis. Pero esa noche no habían anécdotas ni risas, esa noche tanto James como Rose estaban concentrados en la joven veinteañera que se sentaba con ellos. -Fran -empezó a hablar Rose-, hay algo que tienes que afrontar dentro de siete días, ¿vale? -¿Qué es? -les preguntó con miedo, a la defensiva. -Se trata de tu pasaporte, de que seas finalmente legal y no vayas con un pasaporte falso -argumentó James con tranquilidad y paciencia, hablando despacio para que pudiera digerirlo todo sin alterarse. -Tenemos que ir a Berna para todo el papeleo sobre tu nacionalidad -explicó, mirándola.-¿Lo entiendes? -... ¿ser -tragó saliva- legal? ¿Ser -miró a ambos- una persona? -con la mirada empañada. -Sí, así es, Francis. Pero te harán un montón de preguntas y no podemos asegurarte que todos sean mujeres, quizás te encuentres con hombres, ¿lo entiendes? -observó cómo ella asentía, incapaz de hablar porque a la voz la habían secuestrado las lágrimas por la emoción que la embargaba. Terminó abrazada a Rose quien le sonreía a James pues parecía que había ido mejor de lo esperado debido al poco tiempo que la joven llevaba entre ellos.
>> James. 1 de Octubre, las 09:53 de la mañana. Berna.
Estamos en una cafetería esperando que se haga la hora de entrar. Rose y Fran han ido al baño y aprovecho estos minutos para hacer una grabacion corta. Fran parece calmada pero sé que todo va por dentro y que debe aparentar normalidad para no hacernos sufrir más de la cuenta. Ahí vuelven, hasta la próxima conexión.
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>> James. 1 de Octubre, las 15:47 de la tarde. Berna.
No ha ido bien. En más de una ocasión Francis se ha desmoronado y en otras tantas las lágrimas de felicidad no le han dejado hablar, aunque el 90% del tiempo ha estado callada porque era un hombre con quien se entrevistaba. Se le veía en el rostro las ganas de superar el bloqueo que siente pero era incapaz y eso aún la frustraba más. Hemos sido Rose y yo quienes hemos contestado todas las preguntas frente a la mirada perpleja del hombre. ¡¡¡Si no sirves, no sirves pero no mires como un bicho raro a una persona que lo ha pasado mal, joder!!! -aprieta los dientes-, hijo de puta malnacido. Con una sola mirada de Rose he sabido que Francis ha hecho un pequeño retroceso y, tras eso, se la ha llevado a un parque porque dentro de un rato nos pasarán con una mujer que, según dicen, tratará mejor a Fran. Eso espero o soy capaz de demandarles.
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>> James. 1 de Octubre, las 21:05 de la noche. Casa.
Al parecer todo ha ido mejor con la mujer pero Francis no ha querido separarse de Rose desde que hemos dejado de hablar ocn ese hombre. Ahora estamos en casa, creo que Rose está bañando a Francis o algo así, supongo que para relajarla y alejar los miedos y las pesadillas que la persiguen. Estoy fuera vigilando a Kurl que anda paseando por aquí cerca. Luego dejaré que se acerque a Francis a ver cuál es la respuesta de ella. En fin -se masajea los ojos para luego suspirar-, la nacionalidad de Gjertsen ya está en camino, al menos no tendrá que volver a ese sitio durante una larga temporada y hemos pedido que si nos lo pueden mandar a casa, mejor que ir a recogerlo. Oigo ruido -silencio.-Es Rose, vamos a cenar, cierro conexión.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:21:27 GMT
PRIMERA CONVERSA DE LA TERAPIA
-¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre, Fran? -la voz se escuchó por encima de la brisa que golpeaba suave aquella enorme terraza que daba a la habitación de la aludida. A la pregunta le prosiguió el silencio más absoluto mientras la joven abrazaba sus piernas flexionadas y apoyaba la barbilla en la rodilla. -... andar por el jardín -dilucidó al final, sin mirar a quien tenía enfrente. -Es un buen ejercicio -celebró con una sonrisa, animándola a que se abriera más a pesar de la cámara que tenían al lado. Era la primera vez que Rose grababa a Francis con la cámara, era la primera vez que tenían una entrevista cara a cara con la chica después de un buen tiempo que ella estaba por ahí-, ¿te gusta ir con Kurl? -Sí. -Contestó la chica que se había negado a que la cámara grabara su imagen y por lo tanto se habían visto en la obligación de ocultar el objetivo con un paño para que solo grabara la voz mientras James estaba por el pueblo paseando al enorme perro bonachón. -¿Te gusta donde estás ahora? -fue la siguiente pregunta. -Sí, es tranquilo y tengo -miró un instante a Rose para luego mirar al frente, a la arboleda que se levantaba frente a sus ojos- libertad -pronunció luego, esbozando una sonrisa que se le contagió a Rose de forma natural. -Francis, te voy a hacer una pregunta y espero seas sincera, ¿vale? -le preguntó y cuando la chica asintió, la formuló- ¿confias en James? -con cuidado. El silencio volvió a inundar la terraza mientras parecía que ella se apretujaba más consigo misma hasta que finalmente rompió el silencio.-... no me ha hecho nada malo. -Fue toda su contestación a lo que Rose se dio por satisfecha.
Era un buen paso, eso estaba claro, sin embargo, aunque pronunciara esas palabras Fran aún se ponía nerviosa en presencia de James y más si estaba sola con él y no podía protegerse en ningún lado. -¿Crees que podrías quedarte sola con él en una habitación? -preguntó y enseguida observó el nerviosismo de la chica. -Tranquila, no sucederá -trató de calmarla-, no te quedarás a solas con él. -Yo quiero confiar en él -protestó todavía muy apretada consigo misma. -Lo sé y para eso estamos aquí, Fran, por eso usamos la cámara, para grabar cómo evolucionas -le volvió a explicar observándola. -Tenemos muchos videos de varios chicos y chicas que han pasado por nuestras manos antes -y eso pareció llamar la atención de la rubia noruega. -Sí. ¿Quieres que te hable de ellos? -le preguntó, observándola. -... ¿quién fue vuestro primer... ? -y no supo qué nombre darle así que ahí se quedó, en silencio. -Ashid -contestó Rose, mirándola con tranquilidad-, fue un niño soldado, ¿sabes? -le comentó.-Actualmente es un médico que trabaja en Médicos sin Fronteras y es grande y fortachón. ¿Te gustaría conocerle, Fran? -preguntó a lo que solo recibió una negación por parte de la joven así que no inquirió más en ello. -¿Cómo lo salvastéis? -quiso saber. -Llegó a nuestras manos por mediación de otras personas -le contestó no especificando demasiado-, es muy buen chico a pesar de todo lo que vivió de niño. -La miró y le sonrío.-¿Qué día es tu cumpleaños, Fran? -a lo que ella la miró sin entender-, celebraremos ese día a lo grande...- pero recibió una respuesta inesperada por parte de la chica. -No quiero celebrar ese día -miró a otro lado.- No quiero. -¿Por qué? -quiso saber Rose, extrañada consciente de que aquello quedaría grabado para repasarlo más tarde -y a solas- con James. -Porque no quiero recordar -se llevó las manos a la cabeza para empezar a temblar. Rose se puso en pie y apagó la cámara, consolándola y prometiéndole que todo iba a estar bien.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:24:58 GMT
LA SORPRESA
Aquella tarde se despertó de la siesta con las ganas y la mente puestas en la cocina, así que se levantó, se vistió de nuevo -siempre tras cerrar totalmente las tupidas cortinas y cerrar con pestillo la puerta de su habitación- para finalmente volver a abrirlo todo y encontrarse a Kurl en la puerta juguetón y moviendo el rabo, con la lengua colgando y la expectativa en los ojitos que la miraban entusiasmados. -Hola -le acarició la cabeza al perro-, ¿también quieres venir a cocinar? -le preguntó a lo que recibió un pequeño lametazo con la lengua en una mano a lo que se río por el acto.-Está todo muy silencioso -habló mientras se afanaba hacía las escaleras-, ¿sabes dónde están ellos dos? -pero al no obtener respuesta decidió bajar a investigar. Llevaba unos buenos tres meses en la casa y nunca la habían dejado sola, ¿dónde estarían? La creciente ansiedad que crecía en su pecho se apaciguó cuando, sobre la mesa del comedor encontró una nota.
"Querida Francis, estamos en el pueblo pero sobre las 6 estaremos de nuevo allá. No te preocupes por nada, estamos bien y solo quisimos ir a celebrar una buena noticia con unos viejos amigos. Kurl quedó a tu cuidado o él del tuyo, no sé muy bien quién cuidará de quien. Nos vemos."
-Pues... tengo una hora. Tiempo más que suficiente para realizarlo.-Y fue a la cocina entusiasmada dispuesta a preparar un dulce típico de Abu Dabi para agradecerles a esos dos que estuvieran tan pendientes de ella en todo momento.
(...)
-Que bien huele, no? -la masculina voz de James se dejó oir por el silencio de la casa.-¿Se habrá despertado la Bella Durmiente? -cuestionó a su acompañante. -No lo sé, ¿quieres que vaya a mirarlo? -le preguntó, observándole. -Como quier... -¡¡¡SORPRESA!!! -La voz de Francis interrumpió los pensamientos de ambos cuando apareció frente a ellos sosteniendo una bandeja donde reposaba el plato con el postre árabe encima. -¿Lo has hecho tú? -preguntó sorprendida Rose. -Sí. -Contestó ella ilusionada de haberles sorprendido. -Pues huele muy bien, Francis -alabó James, mirándola aunque sin acercarse a ella, ni pensar en tocarla sabía que aún le quedaba mucho trecho por recorrer con ella a pesar de que parecía que todo lo que había pasado había quedado en segundo plano, por el momento. -¡A comeeeerrr! -celebró ella posando la bandeja en la mesa. James dejó a Rose con la joven Gjertsen y fue a por platos y cubiertos y, tras tastarlo, la miró sorprendido. -Creo que voy a tener que ponerme celoso...-la miró bromeando aunque Rose miró a ver la reacción de Fran quien lo único que hizo fue estarse quieta, sin mirarle-... porque me has superado pero eso es bueno, muy bueno, Fran. No es un reproche, es un cumplido. No debes sentirte mal por él, deberías sentirte feliz, ¿vale? Porque es muy bueno que sepas cocinar y también es aún mejor. -La miró.- ¿De acuerdo? -¿Es un... -dudó, sin mirarle- una cosa buena que le haya superado, James? -Por supuesto que sí y no te vamos a castigar por ello, nadie te castigará por ser buena en algo, Fran, ¿de acuerdo? -intervino Rose, observándola a lo que la chica asintió. La nula autoestima que se tenía chocaba considerablemente con las ganas que estaban despertando en ella de comerse el mundo. Todo chocaba demasiado y, como tal, tenían que ir con pies de plomo.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:28:33 GMT
CONEXIÓN
>> James. 26 de Marzo, las 19:02 de la tarde. Casa en Los Alpes.
Y allí estábamos, ella y yo, mirándonos a los ojos como si fuera la primera vez que nos veíamos, como si nos acabaran de presentar, como si ella no fuera Francis y yo no fuera James. Ella bajaba las escaleras, yo iba a subirlas y, en medio como una pausa entre frases o un signo de interrogación, Kurl, quien también las bajaba. Rose no estaba ya que había ido a casa de una amiga a hablar de ve tu a saber qué cosas. Ella me había segurado que Fran se quedaría arriba y ahora...
No nos movimos en un indeterminado tiempo. Mirándonos a la cara, observandonos, estudiándonos. -Hola...-susurró por lo bajo y agachó la mirada. -No la agaches, tus ojos son preciosos, no deberías prohibirle al mundo el poder contemplarlos, Fran.-Era una situación cuanto menos incómoda pero sentía que era el momento de arrancar, de aproximarnos o separarnos para siempre. Me maldecí cuando ella dio un paso atrás, subió un escalón. "No, no era eso lo que tenías que hacer, Fran, maldita sea". Retrocedí un paso también, hacía abajo y noté como Kurl se removía, indeciso. -Francis, no te haré nada, ¿de acuerdo? -seguía mostrándole las manos pero ella no levantaba la mirada del suelo, la veía tan frágil, tan vulnerable, tan quebrada... Pero fue Kurl quien me sacó de apuros, se acercó a Fran y avanzó para luego llamarla y regresar a ella y repetirlo. Fue a mí, le acaricié y regresó a ella repitiéndolo varias veces.
La incredulidad en mi mirada se iluminó cuando acortó la distancia entre ambos. Terminé de bajar las escaleras para dejarla pasar y, cuando la tuve a mi lado, sonreí.-¿Dónde vas, Fran? -pregunté con la voz más dulce y suave que me pude arrancar. -... tenía -me miró a los ojos- hambre -se detuvo, dudó y se pegó a Kurl mientras seguía mirandome, se le notaba el esfuerzo pero también las ganas de superar aquello que la bloqueaba y la había bloqueado durante tanto tiempo-, ¿quieres... -una sonrisa de satisfacción se esbozó en mi rostro, asintiendo antes de que terminara de hablar- venir? -Por supues...-no terminé de hablar pues ella me abrazó, un poco torpe y encartonada, pero lo hizo. Y, aunque se separó rápido, la dejé ir, mirándola.- Gracias por confiar en mi, Francis. Gracias. Ve -se me quedó mirando-, ahora iré, ¿vale? ¿Por qué no preparas esas tostadas tan buenas con esa crema que tanto te gusta? Podemos prepararle a Rose también -la miraba a los ojos con una mirada en vías de empañarse-, ¿de acuerdo? -vi como asentía y como se marchaba a la cocina quizás con una pequeña sonrisa triunfante en su rostro.
He de reconocer que fui al baño y tuve que lavarme la cara pues no quería que me viera llorar. Cuando regresé a ella hice bromas, no me corté y Rose nos sorprendió con los rostros manchados de crema de cacao. Como la primera noche en que nos manchamos de harina creando la masa para las pizzas. Ha sido un largo año y medio, casi dos años pero finalmente siento que esto está empezado a funcionar.
>> Rose. 26 de Marzo, las 19:05 de la tarde. Casa en Los Alpes.
Hola, soy yo. Sí, os acaba de hablar James a quien tengo aquí al lado -lo enfoca- pero necesitaba explicar algo.-Toma aire.- Realmente cuando me fui, no las tenía todas conmigo pues podían pasar muchas cosas en mi ausencia y la que ocurrió era la que más temía. Si es cierto que Fran en los últimos meses había estado tolerando a James, se había ido acercando pero nunca hasta hoy le había mirado, hablado o hecho contacto alguno así que estaba recelosa pero finalmente me fui gracias a las palabras de él, de que necesitaba distraerme y que si estaba siempre por el medio, no avanzaríamos. Me fui recelosa y por eso dejé a Kurl atrás. -Eleva la mirada y se ríe con ganas acompañada de James.-Madre mía cuando he regresado y me los he encontrado riéndose en la cocina los dos juntos, empastrándose la crema por el rostro... -sigue riéndose y vuelve a tomar la palabra-, ha sido mágico, la verdad. Y Kurl, ese perro le deberían hacer un monumento -mirá a James y este se encoge de hombros. -Ahora la casa está más cómoda, más relajada, hay mucha menos tensión. Sé que Francis aún tiene un largo recorrido, como el de aceptar todo lo que le ocurrió, digerirlo y transformarlo en fortaleza pero ha dado un paso de gigante.-Tragó saliva.-Mañana empezaremos con la terapia frente a la cámara, mañana empezará lo duro para ella y para nosotros -James la agarra de la mano- pero antes era imprescindible que confiara en ambos. Bueno, así están las cosas. Y así termina este videodiario, no? Con la primera cosa positiva en mucho tiempo. Fran, bienvenida a esta pequeña familia.-Y se apagó la imagen.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:34:53 GMT
LA PRIMERA NEVADA
Primera nevada del año en los Alpes suizos y solo era finales de noviembre y aquello enloqueció a la joven que allí convivía con ellos. Había estado haciendo mucho frío y el cielo se había tirado casi toda la semana blanquecino hasta que ese día había decidido descargar todo su contenido en forma de lluvía, aguanieve y... finalmente una fina capa de escarcha había cubierto los alrededores. Al día siguiente, cuando Fran se despertó, fue a descorrer las cortinas y se quedó sin aliento al ver el regalo que el tiempo le había brindado de forma inesperada. Sus ojos somnolientos se abrieron de par en par -eran más de las 12 porque aquella noche se había despertado de repetidas pesadillas- y su boca lanzó un grito eufórico que repercutió en salir afuera el balcón a pisar la nieve y escuchar cómo se aplastaba bajo su peso, a pesar de las ganas de estar afuera, con solo su pijama y las zapatillas de ir por casa, enseguida se heló y la razón la obligó a entrar al interior, cerrar las puertas que daban a la terraza y correr a meterse a la cama a la par que Rose asomaba la cabeza por la puerta de entrada.
-¡¡¡Sorpresa!!! -sonrío, feliz, mirándola. -¡¡¡NEVÓ!!! -gritó extasiada mirándola. -Sí, nevó. -Corroboró. -Quiero salir afuera, a pisotearla pero hace frío. -Recriminó a Rose aquel hecho, como si solo ella fuera la culpable. -Ayer James fue a comprarte ropa -informó Rose acercándose al armario- y aquí tienes tu quit completo para no helarte -le sonrío.
Una hora justa más tarde James tomaba fotos, medio escondido, de Francis jugando con la nieve y con Rose. Realmente, cuando estaba así distraída no parecía que hubiera pasado por todo lo que había pasado, no parecía que hubieran pisoteado su personalidad hasta hacerla trizas, no parecía que hubiera recibido maltrato alguno. Y reía, oh si reía, reía con la fuerza de la naturalidad, de la alegría y James supo, en ese momento, que no había mejor tratamiento para alguien con las características de Francis como la risa. Iban a venir días amargos y tortuosos pero él siempre estaría ahí para arrancarle una risa, por más tímida, comedida y corta que fuera.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:37:07 GMT
FELIZ NAVIDAD
El día 24 se había despertado como cualquier otro día, había desayunado como cualquier otro día y había hecho su día como cualquier otro día pero tanto para Rose como para James -quien se había tirado casi toda la semana de compras- era un día realmente especial. Era el día en el que celebrarían Navidad por primera vez con Francis aunque se uniría Jalila, una joven a la que habían ayudado y que ahora tenía cerca de 35 años.
Jalila era originaria de India, más concrétamente de Nueva Delhi, y había sido rescatada de la trata de menores aunque ella servía en casa de un importante hombre de negocios. Como la habían salvado, era un tema que ahora no nos concierne. Mejor otro día. De momento solo nos centaremos en la noche de navidad o, más bien y por el momento, la tarde. Pues sobre las 18 horas llegó Jalila bien abrigada a la casa tras llamar al timbre y Kurl fue el primero en recibirla y recibir caricias y arrumacos de su parte.
-Bienvenida de nuevo, Jalila -James la abrazó y recibió un cálido abrazo también. Había sido de los casos que menos tiempo con ellos había pasado pues la habían rescatado a tiempo pero aún así el lazo que les unía era irrompible-, ¿cómo estás? -James -sonrío, emocionada-, estoy bien, estoy bien. ¿Y Rose? -le preguntó ya después de soltar el abrazo. -Está arriba, con Francis. -¿Cuánto hace que está aquí? -preguntó. -Desde agosto, más o menos. La situación aún es tensa entre ambos. -Lo entiendo. Le va a costar si vivió lo que me contastéis. ¿Debería subir? -Ve poco a poco, aún se altera con quienes no conoce pero supongo que se abrirá a ti por ser chica. -Le sonrío, buscando animarla. -Vamos, Kurl -invitó al perro pero este se quedó abajo. -Lo han echado -sonrío James-, creo que estaban bañando a Francis. -Entiendo.
Subió las escaleras y se detuvo frente a la puerta cerrada de aquella habitación que una vez le perteneció a ella y, tras tomar aire, golpeó suavemente la puerta y escuchó voces desde dentro. No tuvo que esperar demasiado que la puerta se abrió un poco y vislumbró del otro lado a Rose quien abrió del todo y la abrazó con fuerza para luego invitarla a entrar. -Francis, ella es Jalila. También la ayudamos en su momento como a ti te ayudamos ahora.
Francis miró a Jalila y, tras vencer sus reticencias se acercó a Rose y se pego a ella. -Bienvenida a esta casa, Francis.-Guardó sus manos en los bolsillos.- ¿Cómo estás? -Que se hubiera acercado había sido una buena señal, no? -... hola- saludó con un hilo de voz, mirándola-, Jalila. Gracias -tomó aire- por la bienvenida. -No hay de qué -le sonrío-, ¿os dejo de nuevo a solas? -preguntó a Rose. -Sí, ahora bajaremos.-Agregó y ella se despidió con un "hasta ahora" y bajó abajo a hablar con James sobre la vida. -Eh, lo has hecho muy bien, Francis.-Le sonrío Rose, mirándola. -Jalila te caerá genial, ya verás. Es una muy buena chica.
Tras la cena en la que nuestra protagonista fue más un ente silencioso y discreto que otra cosa se repartieron los regalos y Rose tendió un paquetito a Francis.- Feliz Navidad -le sonrío y ella, con incredulidad tomó el regalo, mirándoles a todos con mirada vidriosa y emocionada. -Ábrelo, a ver si te gusta -la animó. Ella miró a todos y lentamente empezó a abrirlo con cuidado de no romper nada del papel y, cuando vio lo que era, se levantó y abrazó a Rose quien la abrazó a su vez. -No hacía falta. -Ese te gustaba, no? -le devolvió la contestación.-No llores, por favor -hablaban en susurros.- Francis, eres libre y puedes recibir tantos regalos como quieras, ¿vale? No nos debes nada porque esto funciona así, ¿de acuerdo? -Te mereces ese regalo y este otro -Jalila se incorporó y le tendió un paquetito- es poca cosa pero espero te guste, por favor, abrelo.-Le pidió después que ella se separara de aquella mujer que le hacía de madre. Lentamente lo abrió y encontró un collar con un extraño colgante. -Dicen que trae buena suerte y que te hace olvidar las penas. Quiero creer que es así -la miró.-¿Quieres que te lo ponga? -le preguntó y, cuando Francis asintió, se lo puso. -Listo. -Y sin saber cómo, terminó abrazada por aquella joven rubia y James no dudó en hacer la foto. Hubieron otros regalos, eso era obvio pero los primeros de Francis siempre los guardaría en la memoria. Siempre.
>> James. 25 de Diciembre, las 15:16 de la tarde. Casa en Los Alpes.
Jalila resultó ser un buen respaldo para Francis, ayer la noté más relajada y distendida en mi presencia gracias a Jalila y eso es algo que es de agradecer y mucho. Jalila vino desde los barrios más bajos de Nueva Delhi, más concretamente de una trama de trata de niñas para el maldito turismo...-se le ve cara de rabia e impotencia. Silencio. -En fin, su caso no es de los casos más difíciles que nos hemos encontrado pero aún así, tardó lo suyo en confiar en hombres como yo. Actualmente es una muy buena profesional y enseña a niños especiales en la capital hindú. Espero que la naturalidad con la que me trata ayude a Francis a quitarse de la cabeza todas esas pesadillas que aún la persiguen y que no la dejan relacionarse como debería. Realmente ver a Francis más relajada fue suficiente regalo para mí. Por siempre recordaré la cara que puso cuando le dimos su regalo. -Se le nota que hace un sobreesfuerzo por no cabrearse.- Jalila va a quedarse aquí unas cuantas semanas así que espero que, durante esos días, pueda ayudar a Francis como mejor pueda.
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:43:31 GMT
EL RESURGIR
Una extraña y cálida mañana de noviembre, Rose subió una bandeja con el desayuno a la habitación superior donde la joven permanecía encamada desde que, días atrás, había -finalmente- relatado todo lo que le había sucedido. Había sido como cuando una presa se rompe y sale todo el agua a presión de su interior arrasando con todo lo que encuentra a su paso. Tras esas declaraciones Francis había quedado echa polvo, James ultracabreado -se había ido a dar una vuelta por el bosque con Kurl- y Rose desecha en un mar de lágrimas contenidas para poder darle apoyo moral a la joven que estaba hecha bolita entre sus brazos.
Con el pasar de los días, había sido James quien se había acercado aún más a Fran ya que Rose había decidido alejarse de la casa durante una semana con la mente tranquila de que la joven ya aceptaba la cercanía de James y toleraba que estuviera a su lado y le hablase con la voz pausada y calmada. A la vuelta, Rose se había encontrado a Francis envuelta en manta, ovillada y mirando una película a la televisión; en silencio la había saludado. -Está así desde que lo escupió todo...-quejó por lo bajo James. -Ssshhh -apostilló ella dándole un piquito-, todo tiene un proceso, ¿recuerdas? -le contestó. -¿Cómo estás tú? -se preocupó. -Lo sobrellevo. Ver a mi hermana y mis sobrinos me hizo bien -observó a Francis-, pero no pude quitármela de la cabeza. ¿Cómo te fue con ella? -le preguntó. -Logré hacerla reír en dos ocasiones pero fue una risa corta y apesadumbrada aunque creo que en su interior lucha por volver a ser ella misma. -Está en fase crisálida, luego todo irá a mejor. Ha tardado casi 3 años pero ya verás como ahora todo va más rápido. -Dicho lo cual, fue a sentarse al sofá, junto a Fran.
-Ei, buenos días, dormilona -posó la bandeja en la mesa de la habitación-, ¿cómo estás? -se sentó a su lado acariciándola por encima de todas las mantas-, ¿estás calentita ahí dentro? -le preguntó, mirándola. -¿Sabes qué han dicho por la radio? -le preguntó y, cuando la otra negó con la cabeza, sonrío. -Va a nevar esta noche. ¿Querrás ir mañana a hacer una excursión por la nieve? Podemos montar guerras de nieve, hacer muñecos de... -pero se sorprendió por el repentino abrazo de Francis. -Sí, vayamos a la nieve -le replicó luego, observando el exterior con atención, como si fuera lo único importante en su vida. -¿Quieres desayunar abajo? -probó su suerte aunque no creía que diera resultado alguno. -¡¡Sí!! -asintió. -¿Con James? -le preguntó, casi escéptica. -Y con Kurl. -Y, a duras penas pudo levantarse que la otra ya se deshacía de mantas aunque, ante la ausencia del calor, volvió a cubrirse, lo que hizo reír a Rose. -Arriba, campeona -quejó.
Sí, parecía que todo volvía a encaminarse hacía la recuperación.
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nit
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:46:47 GMT
CAMBIOS
Entre todas las cosas, Francis amaba pasear y se dedicaba a ello de pleno pues se sabía casi de memoria los alrededores y Rose temía que la joven se perdiese pero la compañía siempre perenne del perruno guardían provocaba que el miedo se relajara ostensiblemente. Según la época que fuera, siempre llegaba a casa con algún objeto que no hubiera recogido antes: una hoja, una flor, una seta, una piedra... Y las iba acumulando en el interior de cajas de zapatos que le pedía a James. ¿Para qué lo recogía? No lo sabían pero eran sus pequeños tesoros, algo que ayudaban a que la joven que tenían entre las manos superara todos sus miedos así que se lo consentían; solo una vez impidieron que guardase algo y eso fue un pequeño cuerpoespín que ella había encontrado herido en el bosque. Lo curaron y luego lo devolvieron a la naturaleza, donde pertenecía.
Fue una fría mañana de febrero cuando James y Rose decidieron llevarse a la joven al pueblo y que así empezara a relacionarse con más gente ya que no podía estar eternamente encerrada en casa o en los alrededores de la misma, siempre aislada. Debía volver a la civilización y ese momento lo creyeron oportuno pues ya no se escondía de los extraños en casa y, aunque no conversara, se mantenía tranquila en su presencia. ¿Por qué no dar el paso ahora que empezaba a abrirse? Así fue como abrigada hasta arriba y siempre junto a su fiel Kurl siguió a los dos adultos hasta el pueblo. Estaba acostumbrada a perder de vista la casa cuando se internaba en el bosque pero esa vez se detuvo, regresó sobre sus pasos para salvar de nuevo el recodo, divisó a lo lejos la casa y regresó junto a los otros dos que la miraban expectantes. -La casa no se va a mover -sonrío Rose, abrazándola por los hombros.
Unos diez minutos más tarde, pisaron las calles del pueblo. Tan cerca y a la vez tan lejos. Tan acogedor y a la vez tan siniestro y desconocido. A esas horas había gente por la calle, yendo a por el pan, a trabajar, haciendo encargos. Por suerte no era día de mercado o aquello hubiera supuesto algo de estres en la joven Francis. -Buenos días, pareja. ¿Dónde váis? -preguntó una señora deteniéndose a hablar con ellos, sorprendida de que fueran con la joven rubia. En el pueblo todos estaban acostumbrados a que tanto Rose como James tuvieran personas especiales a su cuidado en la casa a las afueras y, por eso, acostumbrados, no preguntaban ya quienes eran esos que les acompañaban.
-Buenos días, Señora Fran. ¿Cómo le va?. -Estupéndamente bien. En unos días vendrá Eric con los pequeños y tendremos revolución. -James se río. -Pues a ver si podemos verlos, hace tiempo no vemos a los gemelos. -Si queréis, podéis pasaros cuando queráis. -Gracias, Señora Fran -Agradeció con una sonrisa Rose. -No me las deis, seguro a ella -se refirió a Francis- le hará ilusión conocerlos, no? -Quizás sí. Si ella está de ánimo vendremos a verles. -Pues quedamos así -y se fue tras despedirse con un simple gesto de la mano.
Francis había observado todo aquello en silencio y, cuando volvieron a quedar solos, miró a Rose y James. -¿Quién era? -quiso saber. -La Señora Fran -contestó James, mirándola-, ahora está retirada pero hacía unas pastas buenísimas. De la pastelería se ocupa su hija, Elise. -Me apetece pastel -se quedó pensativa y Rose miró a James. ¿Y por qué no?
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nit
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:52:44 GMT
CAMBIOS II (Curiosamente, uno muy parecido al anterior xD)
El pueblo. El pueblo era un conglomerado de casas bajitas, de piedra, con techo de pizarra bien negra pegadas las unas a las otras y abarrotadas entre tortuosas, empinadas y estrechas callejas por las que apenas sí pasaba un coche. Aunque, eso evidentemente, era el centro del mismo pues las afueras, eran calles amplias con buen acceso de luz y mejor salobridad a pesar que, en el centro, había llegado la electricidad, había alcantarillas y el suelo empedrado -reciente- hacía recordar a las ciudades y pueblos medievales. Había pocas viviendas en muy mal estado, solo una o dos, ya que los propietarios habían hecho, de las mismas, albergues, hoteles y demás residencias para alpinistas y esquiadores por igual. Eran las ventajas de vivir a las estribaciones de los alpes. Siempre quedaban cerca junto a sus pistas de esqui.
A pie, se tardaba un corto cuarto de hora, un agradable paseo junto a un camino de tierra que moría en la casa más alejada del mismo, la casa donde vivía desde hacía casi tres años. Toda una eternidad a su alrededor. Había pasado muchas cosas entre esas cuatro paredes pero Rose y James determinaron que ya era hora que fuera a conocer mundo, visitarlo y acostumbrarse a estar entre personas que no conocía y de quienes no pudiera preveer sus acciones. Tenía que aprender a superar el miedo atroz que sentía cada que estaba con un hombre que no conocía, debía aprender a confiar en quienes no conocía y, ¿qué mejor forma de empezar que en un ambiente controlado por sus dos cuidadores? Eso era el pueblo. Un lugar donde empezar a experimentar verdaderamente la libertad, empezar de nuevo a confiar en todo el mundo que la rodeaba, que eventualmente se cruzaría en su camino.
Y para eso estaban ahí, llegando a la plaza mayor, donde se alzaba por encima del resto de casas el imponente campanario de la iglesia central del pueblo. La temperatura era agradablemente fresca pero ella vestía con un jersey, pantalones largos y deportivas, reminiscencia de su pasado, recuerdo de un tiempo donde se sintió desnuda y vulnerable. Ahora, vestida, tapada hasta arriba, se sentía protegida y arropada, aún habían cosas que debían cambiar en ella y era parte de su libertad vestirse como gustara; Rose y James no iban a imponerle nada, solo la guiaban. Finales de abril siempre era fresco y, aunque había querido agarrar el chaquetón había sido James, en una carrera, quien lo devolviera a la casa cuando Frances había empezado a sudar. Se sentaron en una terraza y le preguntaron qué quería a lo que ella pidió un refresco en voz baja, como si fuera a molestar a alguien si la levantaba y fue Rose quien se fue a pedir qué tomar al interior de la misma, notando James cierto grado de ansiedad -minúsculo para las muestras que Frances había tenido en el pasado- en ella cuando se la engulló la oscuridad del bar.
-Vaya, hola James. -Saludó una mujer que justo pasaba por ahí. -Mery, ¿cómo estáis? -correspondió con una sonrisa. -Muy bien, ¿vosotros? -justo ahí se sentaba Rose de nuevo. -Hemos salido a dar una vuelta, hace muy buen día como para desaprovecharlo. -Lo cierto es que sí, Abril ha sido muy lluvioso. A ver si aguanta unos días más el sol. -Esperemos que sí, ya hay ganas de llevar manga corta. -¿Queréis tomar algo, Mery? -preguntó con cortesía Rose a lo que la mujer, que iba con un niño de nueve años y otro más pequeño en un carrito, negó con la cabeza. -Vamos de compras que luego nos iremos unos días a Zurich. Elise tuvo un hijo hará unas semanas y morimos por verle. -Felicidades...-felicitaron ambos a la vez a la par que Fran había permanecido en silencio todo ese tiempo.- Dadle recuerdos de nuestra parte y a ver cuándo regresa, queremos ver ese retoño suyo. -Por supuesto que se los daré, pasadlo bien, chicos. -Igualmente. -Fran bebió de su refresco, cohibida. ¿Habrían preguntas?
Pero estas no llegaban. Poco a poco, la curiosidad pudo más que su recelo y pronto estuvieron los tres merodeando no solo por el centro, sino por los alrededores charlando con quienes se encontrasen allá por el pueblo. Para cuando regresaron a casa, Frances hacía otra cara, una más armoniosa y relajada. Quizás deberían instaurar las salidas más a menudo.
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nit
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Post by nit on Sept 21, 2016 13:55:45 GMT
AVANCES
La joven estaba sentada en el alfeizar del balcón, allá donde nada pudiera taparle la vista, allá donde todo lo que deseaba ver quedaba frente a sus pupilas azules. El pelo era suavemente zarandeado por el viento que acunaba sus penas y se las llevaba dejándole una agradable sensación de bienestar que no había respirado en días, meses, años. Aún quedaba mucho por hacer pero, aún así, allí estaba, observando como el otoño se comía día a día el bochorno del clima estival. Una bufanda ocultaba una garganta acatarrada y un gordo jersey protegía de la inclemencia del tiempo a la par que un gorro protegía las orejas siempre frías aunque para la narizota roja que presentaba, no había nada que pudiera comprar, inventar. No sabía el tiempo que llevaba allí, en completa calma, hasta que escuchó unos pasos que la sobresaltaron e hicieron que todas las alarmas se activaran en ella, entrando en casi un pequeño ataque de ansiedad hasta que el rostro de Rose quedó recortado en su visión, que todos los males pasaron.
-Es la hora, ¿vamos? -y la joven asintió, bajando de su improvisada atalaya para poder ir con ella. -¿Es lejos? -quiso saber a lo que Rose, con paciencia, negó con la cabeza. -No, es aquí al lado. Un breve paseo -la abrazó por los hombros.-No te preocupes, Kurl vendrá con nosotros. -Aquello pareció animar a la joven que tenían a cargo, aunque solo un poco. -Vamos -Rose se detuvo, mirándola para luego apoyarle las manos en los hombros.- Francis, ¿qué dijimos? -le preguntó, mirándola, aguardando a qué contestara. -Que después de cada sesión, debería hacer un esfuerzo por seguir adelante. -Y eso no se consigue encerrándote en casa, en ti misma. Tienes que salir e interactuar, tienes... -¡¡¡NO FUNCIONA!!! -gritó, mirándola frustrada. Y Rose solo pudo que abrazarla, buscando calmarla. -Claro que funciona, Francis, solo tienes que ser paciente. Recordar las cosas es muy doloroso pero haces avances, aunque no lo veas, lo haces. -Seguía acariciándole la cabeza hasta que James apareció por ahí y él solo se fue con Kurl, para no molestarlas.
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nit
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Post by nit on Sept 26, 2016 12:44:07 GMT
CUATRO DÍAS Y CONTANDO
>> James. 29 de Julio, las 15:46 de la tarde. Casa.
He ido a dar una vuelta con Kurl mientras Rose se quedaba con Francis que ha querido salir de la habitación y explorar un poco la casa. Cuanto más hacía afuera se mueva ella, más hacía afuera deberé moverme yo, alejarme, dejarle espacio, que asuma que nadie ya va a ponerle una mano encima y menos un hombre. Espacio personal. Es así cómo funciona. Es así como va. ¿Su conducta? *se ve a Kurl olfateándole y luego olfateando alrededor* Su conducta no ha variado en nada pero Rose dice que hay diminutos avances en ella. Los momentos en los que comemos, cenamos, desayunamos, hacemos la comida, para ella son tensos y sino estuviera la santa de Rose sé que tendría un ataque de ansiedad bien gordo. Y eso de preguntar a cada instante si puede o no puede, si tiene permiso o no tiene... creo que Rose ya anda trabajando en ello. *Suspira y se queda en silencio* Esto de estar apartado es muy duro y cada vez me cuesta más no ser partícipe de estos primeros momentos, días, semanas e incluso meses pero es necesario, es justo lo que ellos gritan si la atosigase yo sé, yo sé... *Se pasa las manos por los ojos y se acaba la videoconferencia*
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Mientras tanto en casa, Francis estudiaba concienzuda su entorno, esperándose encontrar en cualquier momento en una encerrona, en que aquello no fuera más que el inicio de una mala pesadilla pero, sin embargo, la tranquilidad acogedora de la casa solo le devolvía la inusitada calma y libertad que no había tenido durante su adolescencia y primera juventud. Fue abriendo puertas y encendiendo luces, indagando, familiarizándose con la mismay sintiendo el beneplácito mudo de Rose quien, discreta, la seguía. Una vez llegaron al comedor, Francis miró a la mujer y luego el sofá para volver a mirarla a ella, indecisa. Rose, sin embargo, no dijo nada, dejó que decidiera por sí misma qué quería hacer. Con duda, observó el mando de la televisión para luego observar de nuevo el sofá. Pero la voz pronunció algo inesperado mientras se dirigía a la cocina. -Tengo que lavar los platos -ahí Rose la detuvo. -Está todo limpio ya, Francis, no tienes que volver a preocuparte por eso nunca más, ¿lo entiendes? -le preguntó agarrándola de los hombros con suavidad y haciendo que la mirase.-Ahora eres libre de ver la televisión si quieres, ahora eres libre para ser tú misma quien tome las decisiones, ¿sí? -La abrazó cuando la otra la abrazó. -¿Quieres ver la televisión, Francis? -le preguntó, a lo que tímida, asintió.
Así se las encontró James al regresar, sonrío y subió arriba a la habitación seguido por Kurl.
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