Milly
ultra nerd
Posts: 131
|
Post by Milly on Sept 2, 2016 0:42:47 GMT
((Ay Dios, estrené una página <3 <3. Ojalá hubiera sido con un post más bonito... pero tengo el cerebro frito xD))
—Es que ese es justamente el problema —Uzeil había aceptado tímidamente la invitación de la doctora de tomar asiento a su lado. En el desánimo de su sincera respuesta acabaría dejándose caer con desánimo sobre la grada—. Lo que vine a hacer... no es algo que se acostumbre a ver en un circo, ¿sabe? Probablemente no debería estar aquí. Iba agregar algo más cuando un cuerpo volador -ah, no, era Fin- irrumpió en la escena y silenció al joven de golpe. Como para no perder la costumbre, pegó un salto. Lo siguiente fue una interminable balacera de preguntas que Brambilla consiguió contrarrestar a duras penas con gestos rápidos y silenciosos. Sí, asintió, estaba nervioso. Sí, asintió otra vez, sabía quién era Fin (Hilaria había hablado hasta por los codos de cada uno de los integrantes del circo la noche anterior, convenciendo a Uzeil de que jamás en la vida iba a contarle un secreto a esa mujer). No, negó y se encogió de hombros, le avergonzaba reconocer cuál era su especialidad. Al final dirigió una miradita suplicante en dirección a Cielo. Fin no era una parlanchina del calibre de Hilaria o Lobelha, pero tenía una personalidad lo bastante chispeante como para intimidar a Uzeil con su estilo directo. Y él tenía toda la impresión de que era algo con lo que la doctora podía lidiar. Es decir, era doctora, lo que para el adolescente implicaba un equivalente de superheroismo post-moderno.
Bernard había aprobado la reunión. Aún no estaba seguro de lo que haría con Siro tras su irritante arrebato de iniciativa, pero le parecía que una instancia como la programada para esa mañana ayudaría en buena medida a tomar la decisión final. Como buen estratega tenía algunos planes adicionales bajo la manga, y si la idea de su empleado era viable podría permitirse conservar los suyos como medida de contingencia auxiliar. Desde luego no esperaba llegar a esas circunstancias, pero un hombre exitoso sabía que siempre era necesario prepararse para todo tipo de escenarios. No había problema capaz de encontrarse con un Saunière desprevenido. —Cian —Bernard presionó el botón del intercomunicador de su oficina. Aunque acababa de llegar a su puesto de trabajo sin corroborar quiénes se encontraban a esa hora en el piso, asumía que ella ya se encontraba ahí. Como él mismo, Keogh siempre estaba preparada para lo que hiciera falta, y era uno de los atributos que la tenían donde la tenían—. Skyler debe estar por llegar. Te quiero aquí cuando se presente.
|
|
bachi
ultra nerd
Yaaawn~
Posts: 165
True Gender: Alien.
|
Post by bachi on Sept 5, 2016 23:08:30 GMT
((AL FIN, MALDITA Y CONDENADA PÁGINA 5. Bachi es feliz, don’t worry Melleh~)) La inesperada aparición no sobresaltó a la doctora, que estuvo a punto de responderle a Uzeil, sino que recibió a Fin con una sonrisa y varios asentimientos de cabeza. —¿La verdad? Dormí muy bien, como hacía días no dormía —Escuchó el parloteo de la acróbata con atención, desviando la mirada de su interlocutor a ella de nuevo en reiteradas ocasiones. Fue así que, de forma gradual, comprendió el aprieto en el que se sentía el jovencito y se aclaró la garganta. —Ya que estamos todos despiertos —interrumpió la conversación—, me gustaría hacerles varios chequeos a ambos. Como si fueran mis primeros conejillos, ¿qué dicen? —Se puso de pie dando una palmada y los llamó a arrimarse a donde había dejado el equipo. Le señaló a Uzeil un perchero donde podría dejar las cosas de abrigo y se volvió a Fin: Esa mujer definitivamente sería un reto para su balanza… Si llegaba a sentirla— ¿Cuántos años tienes, Fin? Y si me pudieras deletrear tu nombre completo… —pronunció distraída, mientras garabateaba en las fichas. Tenía un portátil, y probablemente habría sido mucho más fácil armar una planilla en Excel, pero había quedado muy claro tras la charla de Matilda su opinión respecto a la tecnología “Y realmente aquí dentro no te servirá de mucho, querida” le había comentado casi con lástima. Sí le permitían un comunicador, algo así como una mezcla entre walkie-talkie y botón de emergencia. Casi lo mismo que había compartido con Alejandro antes de su misteriosa desaparición, objeto que ahora portaría Derian. Mientras repasaba todo esto mentalmente, acercó la cinta métrica a los pies de Fin y le pidió ayuda a Uzeil para sostenerla y medir a la mujer. —¿Cuándo fue la última vez que te pesaste, Fin? Y además te agradecería si me pudieras contar: ¿Has tenido fracturas? ¿Eres alérgica a algún tipo de medicamente y/o sustancia? ¿Padeces diabetes, tienes algún by-pass o sufres de asma? ¿Tomas anticonceptivos, has tomado últimamente algún tipo de medicamento? —No sabía si el chico lo había interpretado, pero de esta forma él se vería desafectado de sufrir el mismo análisis en presencia de la chica, y así, al menos, sabría a qué se enfrentaba—. Lo charlaré con Matilda, pero estoy considerando seriamente en hacerles un análisis general de orina y sangre a todos. Los mandaría a un laboratorio de un conocido mío en Roma y seguro los tendrán en menos de una semana —Sonrió, como si hubiera inventado chocolate eterno.
Lobelha se levantó con el pelo como lo que su tía Pachi habría definido como “una maraña azul de musarañas radioactivas, jovencita. En mis tiempos, lo nuclear era algo serio de tratar, ¿sabes?” Inmediatamente recordó dónde estaba, quién era su tía Pachi y qué día era ese. —¡Los exámenes! —bramó, entre dormida y despierta, abalanzándose al suelo en una espiral desenfrenada directo al abismo, todavía rodeada de letales frazadas. O donde estaba durmiendo Sally, ¿o esa era Hilaria? Raissa no podía ser porque Lobelha no podía ver (y casi que no podía, con las lagañas que tenía) porque no llevaba nada negro… Y tampoco podía ser Nuria porque… Pues porque la habría matada si le hubiera caído así encima. De una u otra forma, Lobelha se levantó de un brinco pidiendo disculpas y corriendo desesperadamente por la habitación. No recordaba dónde estaba su bolso y si le convenía o no ponerse ropa cómoda para las pruebas o ir con jeans para demostrar su personalidad e impresionar al jurado o… No, posiblemente la matarían, así que no: Mejor ropa de hombre y al diablo el estilo. —¡¿Es que nadie se va a levantar en este cochino cuarto?! —rugió mientras se ataba la coleta, de muy buen humor. Ya tenía una sudadera gris con bolsillo tipo canguro encima, zapatillas viejas para correr y un jogging azul. Al ver que no ocasionaba ningún tipo de movimiento, se lo pensó dos veces y terminó gritando a todo pulmón— ME TIRÉ UN PEDO CÓSMICO, ASÍ QUE MEJOR QUE EVACÚEN LA ZONA, REPITO, EVACÚEN LA ZONA.
Matilda saludó a Sanna y Treste en la cocina y salió al agradable fresco mañanero del exterior con la taza humeante de café todavía en las manos. Se llevó una mano al bolsillo y apretó el botón del walkie-talkie. —¿Derian? —Kjjjj— ¿Derian, estás despierto? Repito, Derian, ¿estás despierto? Tomó un sorbo y miró su reloj de bolsillo. Era temprano, pero estaba bien, ni muy tarde ni demasiado de prisa.
Siro llegó a la oficina con un agudo, pero tolerable dolor de cabeza. Bostezó en el ascensor y se miró en el espejo. No tenía mala cara al menos. O siempre tenía la misma maldita cara y nunca se había dado cuenta. No lo sabía. Pero acababa de llegar al piso de la oficina de Sauniere y antes de que pudiera decidirse por una respuesta, se abrieron las puertas del ascensor. Encontraría a Cian a medio paso entre el sueño y la vigilia. Se detuvo en su escritorio y abrió un maletín. Cosa poco común, RARA en él. —¿Llego temprano? —dudó— ¿Dormiste bien? —agregó, frunciendo a penas el ceño, lo que podría decirse “preocupado” dentro del rango de expresiones Sirienses.
((Pobre Derian JAJAJA xDDDDD Acabo de caer en la cuenta de que Matilda será INSUFRIBLE JAJAJA))
|
|
nit
super nerd
Posts: 74
|
Post by nit on Sept 6, 2016 10:28:48 GMT
Siguió a la médico hasta donde quisiera llevarla para empezar a oir la batalla de preguntas que tenía para ella. Que la mirase un médico no le hacía ni puñetera gracia porque temía oir lo que oía todos los días a sus padres cuando pensaban que ella no escuchaba: "está demasiado delgada, debería comer más" y cosas del estilo así que se presentó voluntaria a regañadientes. -Tengo 28 años -contestó a la primera pregunta, observando a la mujer con las manos en el interior de los bolsillos de la sudadera. Bufó. -Fin, F -hizo una pausa- I -hizo otra pausa- N -terminó, mirándola, encogiéndose de hombros sin más. -¿Pesarme? -preguntó casi como algo obvio pero sin caer en la vulgaridad-, no lo recuerdo -le contestó quitándose de encima la sudadera y mostrando el top que llevaba por debajo mirando tanto a uno como al otro. -No es por nada pero yo me encuentro bien tal y cómo soy. -Explicó. -No he tenido fracturas aunque, a veces, cuando hago mi rutina contorsionista me duele la espalda un poco -reconoció a regañadientes poniendo un dedo en la zona lumbar aquella que más castigaba a la hora de doblarse aunque luego cambió totalmente la cara. -¿¡Anticonceptivos?! -casi gritó-, no... no tengo relaciones sexuales con nadie -parecía bastante ofendida-, yo... yo no tengo novio. -Se detuvo a pensar. -No, no soy alérgica a nada, solo a la nuez moscada y mi madre no usa -explicó para luego quedarse pensando. -No, no tengo ninguna enfermedad rara, ¿a qué viene todo esto? -preguntó dejando que la midieran.
Raissa había abierto un ojo antes que el resto pero se había quedado donde estaba mirando el techo sobre su cabeza, escuchando las respiraciones ajenas tan diferentes a las de su prometido. La noche anterior había solicitado un cordel, que Fin había tenido a bien de tenderle y había colgado del mismo el anillo que otrora Hassan le regalara para marcarla como su prometida. Ahora, instantes antes que Lobelha cayera y empezara aquel jaleo, observó su mano desnuda sintiendo algo extraño en su estómago, algo que sabía qué era pero a lo que no quería ponerle nombre. No aún. Ante el grito se arrodilló en la cama, observándola. -Buenos días -pronunció en perfecto inglés.- No hace falta gritar, todo el mundo está despierto, creo. -Y observó al resto de quienes ahí dormían. Ahí supo definir qué sentía mientras recolocaba bien el collar improvisado. -Libre, es como me siento -pero sus palabras quedaron opacadas por el grito de Lobelha.
Sanna se sentó con su café frente a Matilda y la miró, con tranquilidad. -¿Todo anda bien, Matilda? -Sanna era como una madre para todo el circo, no solo la cocinera, no solo la acróbata que había hecho las delicidas de niños y mayores que había caído del caballo enmedio de un espectáculo, no. A veces, cuando las cosas andaban tranquilas como en ese tiempo, se tomaba el tiempo de escuchar a los demás y bendecirles con consejos de la Vieja Casa o de Abuela, como sabía que algunos la llamaban a sus espaldas aunque ella hacía demasiado tiempo ya que había dejado aquellas tonterías atrás y no le afectaban lo más mínimo. Treste, a su vez, no tardó en unírseles pero, al ver la posición de su señora esposa y ver a Matilda, prefirió alejarse para no interrumpir.
Se sobresaltó al oir la voz de su jefe. Se espabiló en tres microsegundos, agarró todo lo que había imprimido, se puso en pie, lo puso en el interior de una carpeta marrón claro de papel y se recolocó la ropa y el maquillaje para estar impecable frente a él cuando Siro accedió al interior. -Sí, dormí bien. Ahora debemos ir hacía el Jefe. ¿Vamos? -se apresuró a salir regañándose interiormente por haberse dormido. Habían sido solo unos pocos minutos, ¿o habían sido siglos? No podía permitir que el agotamiento hiciera mella en ella, no quedaba profesional para nada pues, por nada del mundo, quería perder su puesto privilegiado a la sombra del jefe.
|
|
Milly
ultra nerd
Posts: 131
|
Post by Milly on Sept 11, 2016 21:01:08 GMT
Uzeil se dedicó a su tarea de sostener la cinta métrica con gusto, visiblemente aliviado de pasar a segundo plano en la conversación y ceder la atención a la joven Fin. Se sintió mal por ella un tiempo, hasta que comprendió que a pesar de la intromisión de algunas preguntas, Fin se veía bastante cómoda consigo misma en medio del interrogatorio. Sintió un pequeño atisbo de envidia por aquella exhibición de autoconfianza. —¿Análisis de orina y... sangre? —la cinta métrica se escapó de las manos de Uzeil—. ¿De verdad es necesario? Quiero decir... todos aquí parecen gozar de muy buena salud. Puede que Matilda lo considere un desperdicio de recursos —Esperaba estar en lo cierto. Las agujas, entre tantas otras cosas, lo ponían nervioso—. En cualquier caso, yo tengo controles médicos cada dos años. Puedo darle mis antecedentes, doctora. Así se ahorrará un poco de trabajo.
Hilaria tenía demasiado sueño y estaba demasiado cansada como para decidir volver de la tierra de los zombies y bendecir al mundo con su chispeante personalidad. Por eso, cuando el cuerpo gigante y gordo de Lobelha le cayó encima, se limitó a soltar un débil gemido de disgusto y revolverse un poco más entre sus frazadas. Tendría que recordarse no bailar tanto la próxima vez que Matilda decidiera armar una cena, lo que probablemente no ocurriría pronto. No es que hiciera falta una cena especial para poder divertirse, claro. En Maxium cada día era especial a su modo. Ese mismo día, sin ir más lejos, iniciarían los exámenes de los aspirantes y... ¡los exámenes! Se incorporó en la cama de un salto, justo a tiempo para oír el grito desesperado de la peliazul. —Ah, así que fuiste tú —olisqueó el aire con dramatismo antes de menear la cabeza con desaprobación—. Buen intento, chica. Pero acabarás descubriendo que nadie puede superarme. No se preocupó por ordenar la maraña rizada que tenía por cabello. En lugar de eso se vistió con lo primero que encontró entre sus cosas y saltó a la cama de Raissa. —Nos dejarás ver tus pruebas hoy, ¿verdad? ¡Me muero por ver lo que harás! Bueno, no solo lo que harás tú. También quiero ver a Lobelha, a Sam, a Uzeil y a Sally. Pero sobre todo me interesa tu número, ¿sabes? Eso de hacerte la misteriosa causa demasiada curiosidad. DEMASIADA. Ayer comentaba eso con Santiago, pero él es un aburrido monumental. Dijo que no debía ser entrometida, que no eran mis asuntos, blablablá —Se volvió a las otras aspirantes presentes en el cuarto. ¡Era tan fantástico tener nuevas compañeras en el motorhome! Cuando solo eran ella, Fin y Nuria, resultaba mucho más difícil encajar. A ambas les costaba trabajo comprender el humor diferente de la payasa—. ¿Matilda les comentó algo sobre el programa planeado para este día?
Guardaba los últimos utensilios de limpieza en el armario cuando la voz de Matilda destruyó el silencio apacible de aquellas primeras horas de la mañana. Derian se sintió desconcertado hasta que la estática le recordó que llevaba el walkie-talkie en el cinturón. Tomó el aparato y presionó el botón de comunicación. —Buenos días Matilda. Cambio —la rutina de aseo estaba hecha. Ahora iniciaba la verdadera jornada del día.
|
|
|
Post by Eve on Aug 23, 2017 23:25:31 GMT
La conversación de ambas chicas la despertó de su agradable sueño y aunque intentó volver a él, fue imposible a medida que el tono de ambas aumentaba por la animación. La noche anterior todo había sido risas, baile y magia y, a pesar de pensarlo, no lograba recordar cómo había llegado de nuevo al motorhome, pero intuía que un par de bigotes tenían que ver con ello. A su lado, el gatito extraviado dormitaba, acarició entre sus orejas por varios minutos hasta que dejó de oír las voces de Lobelha e Hilaria y solo entonces se animó a sacar un brazo lleno de brazaletes fuera de la cama para buscar un espejo y verse la cara. Casi le dio un infarto al recibir el aparato de la mano de alguien más. -Buenas días-dijo un voz susurrante justo debajo de la gitana. Nuria asomó la cabeza y vio sentada en un enredo de frazadas a Aphrodite, quien había vuelto a la tarea de trenzarse su largo cabello rubio, ya de por si muy enredado por sus habituales peinados tribales. -Hola-saludó ella incorporándose apenas en la cama. Seguía con el vestido rojo de la fiesta, ahora arrugado, y el cabello sosteniéndose apenas por un par de ligas que no parecían resistir mucho tiempo más-¿Qué tan tarde es? -La pregunta sería qué tan temprano- dijo Aphrodite utilizando aquel susurro desesperante tan de ella- Hoy inician las pruebas y todos los nuevos están ansiosos. -Tú eres nueva y no te ves tan ansiosa La mirada de la rubia se dirigió con cierta culpa hacia su lado derecho, donde había una caja con migas de colores y bordes sucios de crema. Nuria rodó los ojos al comprender el por qué de la aparente tranquilidad de Sally, se acababa de comer media docena de cupcakes y, a diferencia de una persona normal, ésto la sedaba. -Me pregunto si tendrán el mismo efecto en Hilaria-comentó, a lo que Aphrodite se encogió de hombros y volvió a ocuparse de su cabello. Le tomó cerca de una hora estar lista para empezar el día, lo mismo que a la intrusa le tomó terminar con su peinado y decidirse por buscar a Samuel, con quien tenía “asuntos muy importantes que discutir”. Más tarde los encontraría equilibrándose sobre los vagones, uno empujando al otro a hacer algo que probablemente dejaría un hueso roto, pero ¡hey! Ya tenían una doctora al fin y al cabo. Saliendo por fin del vagón, la gitana pudo notar los restos de la noche anterior que ahora Kavi se esmeraba en recoger en bolsas negras. Ella alzó la mano para saludarle, pero él no la notó pues estaba muy concentrado en sus propios pensamientos. Frunciendo el ceño y murmurándose a si mismo en su dialecto gitano era más que obvio que no la estaba pasando muy bien. Poco fue lo que pudo entenderle Nuria ya que eran las partes importantes en donde la voz se le cortaba, negaba furioso con la cabeza y volvía a recoger papeles, envolturas y lo que parecían serpentinas regadas en el piso. Fue en medio de eso que ella decidió alejarse e ir a visitar a ciertos felinos. No tan lejos vio pasar a un Rufus no tan elegante como siempre, al parecer él también se acababa de levantar. -¡Gran día!-dijo enérgico levantando el bastón en el aire, a lo que ella respondió con una amplia sonrisa.
Ella no es ella. Ella no es ella. Ella no es ella. Kavi se movía de un lado a otro sin parar, de haber sido posible sus propias pisadas hubieran hecho una zanja tan honda que pudiera llegar al otro lado del planeta. Desde que la viera pasar aquella noche no podría hacer otra cosa que buscar su mirada, intentar llamar su atención de algun modo, aunque ella se mostró extrañada y hasta incómoda. Quería preguntarle tantas cosas y al mismo tiempo quería recuperar su orgullo perdido ignorándola de la misma forma en que ella lo hacía, pero ésta parecía sentirse aliviada así. "Susan” la había llamado, pero ella no respondió y cuando él insistió ,Susan tenía otro nombre y otra mirada. ¿Se habría confundido? Habían pasado años desde la última vez que la viera, esquiva y rebelde. ¿Cuánto podía cambiar alguien?
Odiaban necesitarla y Brisa lo disfrutaba discretamente. Por muy bien que supieran guardar las apariencias de autosuficiencia, ella lo sabía, después de todo, ese era su trabajo. De haber podido, tendrían a otra persona en su lugar. El gancho aquí era Skyler, a quien ahora volvía a tener respirándole en el cuello para asegurarse de no salir con una nueva estafa que, al final, las consecuencias las asumiría él pues la joven solo se dejaba encontrar cada cierto tiempo. Se encontraba en la cama, revisando sus mensajes de texto primero y luego haciendo la debida investigación de ciertos sujetos, pero ante todo, cumpliendo su promesa de no moverse hasta recibir una orden.
|
|
bachi
ultra nerd
Yaaawn~
Posts: 165
True Gender: Alien.
|
Post by bachi on Aug 30, 2017 20:12:26 GMT
|
|